domingo, 19 de octubre de 2014

PLUTARCO: VIDA DE MARCO ANTONIO (II)

Plutarco de Queronea, en todas sus obras, sean morales o históricas, se interesó por la reflexión moral. La más célebre es la llamada “Vidas paralelas” (escrita entre 105-115), una galería de retratos de personajes anteriores a su época. Si Plutarco quiso en ellas recrear vidas edificantes que estimularan los nobles sentimientos innatos del alma humana, sin embargo en las “Vidas de Demetrio y Antonio” (se refiere a Marco Antonio) nos ofreció dos ejemplos de LO QUE SE DEBE EVITAR. Demetrio y Marco Antonio, por tanto, son dos contraejemplos. Lo que les hunde es su INCAPACIDAD DE DISCERNIR ENTRE EL VICIO Y LA VIRTUD, que se revela especialmente POR LOS MANEJOS DE LOS ADULADORES QUE LOS RODEAN.

Vida de Marco Antonio (II)

Debido a la tardanza de Marco Antonio para comenzar la guerra contra los Partos, Octaviano tuvo tiempo de sobra para prepararse para la guerra contra Marco Antonio.

Por haber sido insultados por Cleopatra, Munacio Planco y su sobrino Ticio, amigos de Marco Antonio, se pasaron al bando de Octaviano, y se convirtieron en delatores de la última voluntad de Marco Antonio, pues conocían su testamento. Las Vestales le dijeron a Octaviano que él en persona tenía que recoger el testamento; él leyó las cartas del testamento primero anotándolas, luego ante el Senado, y allí insistió en lo que Marco Antonio dispuso sobre su forma de enterramiento: pedía una procesión por el Foro romano y ser llevado a Alejandría para entregar su cuerpo a Cleopatra.

Los aduladores de Cleopatra echaron a otros amigos de Marco Antonio que no podían soportar TANTA ALEGRE VANIDAD, TANTO EXCESO; entre ellos, Marco Julio Silano y Delio, el historiador.

Pero fue Calvisio Sabino, un defensor de Julio César en los Idus de marzo, y compañero de Octaviano, quien añadió otras cinco acusaciones contra Marco Antonio en relación con Cleopatra. Una de ellas era que, en medio de las audiencias de tetrarcas y de reyes, leía las cartas lascivas de amor escritas en ónice y cristal que había recibido de ella.

Los partidarios de Marco Antonio en Roma le enviaron el mensaje de que tomara en consideración que él podía ser depuesto de su cargo y declarado enemigo de Roma. El emisario del mensaje fue vejado y deshonrado por Cleopatra. Marco Antonio SE ENFADÓ cuando el mensajero por fin le pudo decir: todo estaría mejor, si estuviera Cleopatra lejos.

En cuanto Octaviano tuvo todo preparado, decretó que se declarara la guerra a Cleopatra y que se le retiraran a Marco Antonio las atribuciones que le correspondían, PORQUE LAS HABÍA CEDIDO A UNA MUJER: fue depuesto del cargo de cónsul, y se disolvió el triunvirato. Octaviano afirmó que Marco Antonio NO ESTABA EN SU SER, debido a las pócimas de Cleopatra, y que eran los eunucos Mardion y Potino y eran Ira, la peluquera de Cleopatra, y Carmión quienes llevaban las riendas del poder.

Se cuenta que antes de la guerra hubo diversas señales nefastas: en Pésaro, en Alba Longa, en Patrás, en Atenas, en la misma escuadra de Cleopatra. En Alba Longa, de una de las estatuas de mármol de Marco Antonio brotó un sudor imparable durante muchos días. Este prodigio se interpretó así: los ancestros de Roma rechazaban a Marco Antonio, SU TRAIDOR.

Reúnen Octaviano y Marco Antonio sus respectivos ejércitos. Se van a enfrentar en Accio (Nicópolis), en territorio griego. Aunque Octaviano mismo quería luchar por tierra y aunque Canidio aconseja a Marco Antonio la conveniencia de luchar por tierra, estaba éste TAN SOMETIDO a Cleopatra, que por ella decide que la acción militar sea por mar. Pero Cleopatra pensaba ya en la fuga, y disponía sus fuerzas navales no para vencer, sino para asegurarse la retirada. Se hacen los primeros movimientos de ataque. Domicio Enobarbo, con fiebre, y los reyes Amintas y Deyotaro abandonaron a Marco Antonio y se pasaron al bando de Octaviano.

Octaviano trató de capturar a Marco Antonio, pero sin éxito. Éste quemó las naves egipcias, salvo sesenta. Un centurión reprochó a Marco Antonio: “desprecias mis heridas y mi espada, danos una tierra sobre la que luchar, morir o vencer”. Marco Antonio se limitó a hacerle una señal con la mano y con el rostro y  PASÓ DE LARGO. Aunque Marco Antonio no tenía grandes esperanzas, llegó a obligar a los jefes que querían abandonar sus puestos a permanecer en ellos para que no se escapara ningún enemigo que huyese.

Después de cuatro días de espera a causa del mar encrespado, hay movimientos navales. El enfrentamiento era más propio de una batalla en tierra o del asedio de una ciudad amurallada. De improviso las naves de Cleopatra izaron las velas para salir de los que luchaban, pero causan gran confusión.

Quedó totalmente claro que Marco Antonio se ocupaba de los asuntos no como general ni como hombre que estuviera en su sano juicio, sino COMO SI ESTUVIERA ABDUCIDO Y ATRAPADO POR UNA MUJER. En cuanto que la nave de Cleopatra se alejaba, Marco Antonio lo olvidó todo y así TRAICIONÓ Y ABANDONÓ A LOS QUE LUCHABAN Y MORÍAN POR ÉL. Se subió a un barco sólo con dos acompañantes y salió en busca de la mujer que le había ocasionado la ruina. Llegó al barco de la egipcia, no pudo verla, se sentó en silencio cubriéndose la cabeza con ambas manos. Después de una escaramuza con un hombre de Octaviano, volvió a la melancolía de antes. Arriban a Ténaro, donde se les anuncia que las naves han sido aniquiladas. La mayoría de las naves, dañadas por el mar tumultuoso; 300 fueron capturadas. Marco Antonio envía el mensaje a Canidio de que se retire a Asia por Macedonia y se lleva -para ir al norte de África- en una nave mercante todos los objetos de oro y de plata del tesoro real y a sus amigos manda que se los repartan y se salven.

Muchos soldados NO SE DIERON CUENTA DE LA TRAICIÓN DE MARCO ANTONIO, QUE ABANDONÓ 19 legiones de soldados imbatibles y unos 12 mil caballeros, y quien oía que se había escapado por las buenas no se creía el relato. Los soldados esperaban verlo aparecer. Cuando la traición de Marco Antonio se hizo evidente, estuvieron unidos hasta el séptimo día rechazando las propuestas de paz de Octaviano. Éste navegó a Atenas, se reconcilió con los griegos, redistribuyó el grano que quedaba en las ciudades.

El general Canidio también los abandonó; al sentirse traicionados por sus generales, se pasaron al bando del vencedor. Cuando Marco Antonio llega a Libia, envió a Cleopatra a Egipto y se quedó solo y errante. El comandante de las tropas de Libia también lo abandonó. Marco Antonio intentó SUICIDARSE. Se lo impidieron los dos amigos que lo acompañaban y fue llevado a Alejandría. Pero allí se hizo construir un refugio a orillas del Faro de Alejandría para aislarse del género humano IMITANDO AL MISÁNTROPO Timón.

Canidio en persona anuncia a Marco Antonio la pérdida de los ejércitos en Accio. El judío Herodes se había pasado al bando de Octaviano; los otros dinastas habían abandonado a Marco Antonio también; sólo le quedaba Egipto como aliado.

Marco Antonio abandonó la casa junto al mar y, acogido por Cleopatra en su reino, llenó durante muchos días la ciudad de Alejandría de BANQUETES, COROS, CELEBRACIONES, JUERGAS Y BORRACHERAS. Después, disolvieron la congregación de “los de vida inimitable” y fundaron otra, que seguía la misma tónica, porque había lujo, dispendio y relajo, y que llamaron la de “los que mueren juntos”. Así, con otros amigos se sucedieron los banquetes a los que iban invitándose unos a otros, y Cleopatra celebró con un lujo excepcional el cumpleaños de Marco Antonio. Mientras tanto, ella comprobaba con los prisioneros condenados a muerte el efecto y el proceso letal de diferentes venenos.

Octaviano no quiso atender los ruegos de Marco Antonio y contestó a Cleopatra que sería tratada de manera razonable, pero que tendría que matar o expulsar a Marco Antonio. Octaviano tuvo que ir a Roma por las nuevas revueltas de los veteranos de guerra, pero volvió a Libia, tomó la ciudad de Pelusio y se presentó a las afueras de Alejandría. De noche se oyó en esta ciudad una muchedumbre de rumores dionisíacos de sátiros, desde el centro hasta la puerta exterior que daba al campamento de Octavio. La señal fue interpretada como que el dios que Marco Antonio imitó o veneró abandonada a éste para dejarlo en desgracia.

El día 1 de agosto del año 30 a. C., las naves de Marco Antonio parecían ir al ataque, pero se unieron a las naves de Octaviano, esto es, cambiaron de bando y formaron una sola escuadra. Después, Marco Antonio fue abandonado por sus caballeros. Cuando fueron derrotadas sus tropas de infantería, volvió a Alejandría e INSULTÓ  A CLEOPATRA. Ella ya había guardado lo más valioso de las posesiones reales cuando Octaviano tomó Pelusio; ahora, llena de temor, huyó a la tumba, envió gente para que anunciara a Marco Antonio que ella estaba muerta.

Él se lamentó. “me duelo porque un general como yo SE MUESTRE INFERIOR A UNA MUJER EN CORAJE”. Su criado se suicida, Marco Antonio se hiere en el vientre, pero llega a estar ante la tumba de Cleopatra con ayuda de un enviado de ella  e incluso, estando ensangrentado, es metido con dificultad en la tumba.

Octaviano se entera de la muerte de Marco Antonio y enseña las cartas de éste a los amigos para mostrarles la INSOLENCIA y la RUINDAD de trato y de las respuestas de Marco Antonio. También ordena prender viva a Cleopatra, pero ella, que ha enterrado a Marco Antonio, está consumida por el dolor, no quiere vivir, se golpea. Octaviano la visita, se defiende de las acusaciones de ella, y la disuade para que se cuide, se alimente, pero ella se prepara principescamente y muere por la mordedura de una serpiente escondida. Octaviano la entierra con dignidad.

Octavia, esposa de Marco Antonio, se hizo cargo de todos los hijos de éste, aunque fueran de otras mujeres, salvo de Antilo, que murió ejecutado por Octaviano. Cesarión morirá tras la muerte de Cleopatra por decisión de Octaviano, aconsejado por el filósofo Areo Dídimo.

Las estatuas de Cleopatra se conservaron, pero las de Marco Antonio se derribaron. LA MEMORIA DE MARCO ANTONIO FUE CONDENADA. Se sabe que, en adelante, ningún hombre que se llamara Antonio podía acompañar su nombre con el nombre de Marco.

De la descendencia de Marco Antonio, en la quinta generación, Claudio Nerón Germánico llegó a ser emperador, mató a su madre y poco faltó para que echara a perder el poder de Roma por su demencia y su locura.

Otro emperador nefasto, Calígula, estimaba más a su bisabuelo Marco Antonio que a Octavio Augusto. De personalidad esquizofrénica, mal aconsejado por aduladores influidos por las tradiciones egipcias, Calígula arruinó el tesoro, se creyó un dios, despreciaba al pueblo romano, y decía "mejor que me odien para que me teman".

Plutarco de Queronea fue circunstancialmente amigo y consejero de Trajano.

Al emperador Trajano le gustaba mucho beber vino en exceso, y más del deseable. Pero entre sus costumbres hay más puntos oscuros y turbios: no era fiel a su esposa y le gustaba yacer y acostarse con efebos, jovencitos, y también le gustaban los actores hermosos, como el pantomimo Pylades. Trajano se dio cuenta de que gobernar es más fácil si se "distrae", si se "entretiene" al pueblo, y no duda en recurrir al fútbol-opio de la época: las luchas de gladiadores y las carreras de cuadrigas. Por eso ordenó reconstruir el deteriorado Circo Máximo.

Trajano hizo combatir a 4.941 parejas de gladiadores durante 117 días consecutivos. Todo un récord en juegos de gladiadores.

La pasión por la gloria del emperador Trajano le llevó a emprender guerras ofensivas. Se convirtió en el genocida del pueblo dacio, destruyó la ciudadela y el santuario de Sarmizegetusa y con ello anexionó un amplio territorio al Imperio (anexión poco duradera: en el siglo III, el Imperio perdió Dacia, pero llamó “Dacia” a la provincia de Mesia) y consiguió un inmenso botín (desde 101 hasta 107).

Obtuvo oro y plata de Dacia mediante una terrible explotación del material humano. La moneda romana imperial perdía su valor, lentamente se depreciaba, con las campañas de Trajano (a pesar del oro de los Dacios, agotado rápidamente en construcciones). Contra los Partos Arsácidas, después de conseguir algunos éxitos, algunos senadores creían que el emperador estaba llevando al ejército demasiado lejos en Oriente. Trajano no logró arreglar la cuestión de Armenia, fracasó al final y murió al regreso. Trajano admitió la pena de muerte para los cristianos. Por otro lado, tuvo en gran estima a un predicador errante, orador de moda, Dión de Prusa.

Como balance de la personalidad de Marco Antonio, Plutarco de Queronea observa su ATREVIMIENTO de cuestionar el poder de Octaviano, al que Marco Antonio no tenía derecho por su nacimiento, y su atrevimiento de autoproclamarse heredero de cuanto Julio César había obtenido con tanto esfuerzo. Se adueñó de los papeles y proyectos de su difunto jefe.

Para Marco Antonio el matrimonio con Cleopatra fue denigrante, aunque ella fuera de gran poder y prestigio.

El ejercicio del poder por parte de Marco Antonio era reprensible y con rasgos de TIRANÍA, porque PRETENDÍA ESCLAVIZAR AL PUEBLO DE ROMA cuando hacía poco que Roma había conseguido liberarse de la dictadura de Julio César. Incluso la guerra contra Bruto y Casio fue emprendida para arrebatar a su patria y a sus conciudadanos la libertad. Con su actitud tiránica, Marco Antonio tenía a gala haber aniquilado en Macedonia a los dos libertadores de Roma.

Marco Antonio había recibido la mejor parte (Oriente), rica en recursos y hombres, pero NO contó ni con las CUALIDADES ni con los consejeros de Octavio y así fue perdiendo contacto con Italia, fuente del poder legítimo.

Marco Antonio preparaba la guerra entre adornos floridos, olor de mirra, fiestas báquicas, y sufrió derrotas por atender a placeres y por pura INDOLENCIA. Cleopatra, acechándole en la lucha, con sus encantos lo convencía para que dejara de acometer en persona grandes empresas y abandonara las necesidades de su ejército y la siguiera para yacer juntos rozagantes en las bahías cerca de Alejandría. Marco Antonio salió huyendo de la lucha en busca de Cleopatra cuando tenía en sus manos la victoria. Marco Antonio, por su intemperancia sensualista, se perjudicó a sí mismo.

Fue BÍGAMO. Aunque en principio sólo tuvo dos mujeres, Octavia y Cleopatra, al mismo tiempo, Marco Antonio TRANSGREDIÓ con esto las costumbres romanas, pues ésta era una práctica poco común a la que no se había atrevido antes ningún romano. Después, repudió a su legítima esposa, Octavia, la que era de su patria, y se casó con una extranjera con la que convivía ILEGALMENTE.

Marco Antonio se comportó mal al entregar a su hermano de madre, Lucio César, a cambio de conseguir la muerte de Cicerón. Esto es una acción de por sí CRUEL E IMPÍA.

Marco Antonio consiguió sus más insignes victorias a través de sus generales, sin estar presente en la lucha. Fue responsable de su propia ruina, porque HUYÓ TRAICIONANDO, sin tenerlos en consideración, a los que arriesgaban su vida por él. Su perdición estuvo en MENOSPRECIAR la devoción y la fidelidad que inspiraba.

Delante del promontorio de Actium, en Epiro, consagrado a Apolo, la guerra terminó casi sin combate, por la huida de Cleopatra, seguida de Marco Antonio.

Tampoco tuvo una muerte digna de alabanza, pues se dio muerte de forma COBARDE, VIL Y DESHONROSA.

Bibliografía. Guy Soury (1942), Daniel Babut (1969), Hans Dieter Betz (ed.) (1975), Jean Hani (1976), Yvonne Vernière (1977), France Le Corsu (1981), Rosa Mª Aguilar Fernández (1981), Manuel Cerezo (1996), José García López (ed.) (1999), Jean Sirinelli (2000), Aurelio Pérez Jiménez (ed.) (2001), (2005), Montserrat Jufresa (ed.) (2005), Fernando Marín Valdés (2007), J. P. Sánchez Hernández (2010), Ricardo Rovira (2012), Germán Santana (2013), Mar García (web) (2014)

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