PLUTARCO: VIDA DE MARCO ANTONIO (I)
Plutarco de Queronea, en todas sus obras, fueran morales o
históricas, se interesó por la reflexión moral. Plutarco estudió en Atenas
retórica, filosofía, matemáticas. Influyó en él la filosofía platónica. Visitó
el templo de Delfos (año 66-67). Viajó motivado por sus obligaciones políticas.
En Roma, estudió documentos antiguos, dio conferencias a auditorios selectos e
hizo amistades con personas influyentes. Llegó a obtener la ciudadanía romana,
honor restringido entonces. Su prestigio como erudito, hombre comprometido con
las causas de su pueblo y persona de trato muy agradable le llevaron a ocupar
diversos cargos y dignidades políticos y religiosos (por ejemplo, uno de los
dos sacerdotes permanentes del santuario de Delfos, ciudad cercana a Queronea).
Con el cambio de siglo, centró sus actividades en su ciudad natal, junto a su
esposa, donde abrió una escuela informal y escribió con afán didáctico. Conoció
y escribió sobre las filosofías y las religiones mistéricas, entre ellas la
egipcia. Estos temas y otros (amistad, amor, alma, teología, historia, historia
natural, física, matemáticas, música, literatura, pedagogía) se suelen agrupar
bajo el título de “Obras morales y de costumbres”.
Su obra más célebre es biográfica, la llamada “Vidas
paralelas” (escrita entre los años 105-115), una galería de retratos de
personajes anteriores a su época. Plutarco era consciente de cómo Atenas podía
presentar ante Roma un elenco de dirigentes tan excelsos y ejemplares como los
que forjaron la hegemonía romana. Si Plutarco quiso en ellas recrear vidas
edificantes que estimularan los nobles sentimientos innatos del alma humana,
sin embargo en las “Vidas de Demetrio y Antonio” (se refiere a Marco Antonio)
nos ofreció dos ejemplos de LO QUE SE DEBE EVITAR. Demetrio y Marco Antonio,
por tanto, son dos contraejemplos. Lo que les hunde es su INCAPACIDAD DE
DISCERNIR ENTRE EL VICIO Y LA VIRTUD, que se revela especialmente POR LOS
MANEJOS DE LOS ADULADORES QUE LOS RODEAN.
Vida de Marco Antonio
Marco Antonio odiaba a Cicerón porque éste, siendo cónsul,
mandó ejecutar a su padrastro, Cornelio Léntulo, por formar parte de la
conjuración de Catalina contra la república romana. Marco Antonio aseguraba que
no les devolvieron el cadáver de su padrastro hasta que su madre fue a
implorárselo a la mujer de Cicerón, pero esto era enteramente FALSO, porque a
ninguno de los que fueron castigados por Cicerón se le negó la sepultura. (El
propio Cicerón refutó a Marco Antonio en este aspecto en uno de sus discursos
contra Marco Antonio)
Fulvia no tenía ningún interés en el hogar ni en un marido que no tuviera como objetivo la vida pública. Quería gobernar, tenía ansias de poder y deseaba ser comandante en jefe. Habría de ser recordada en la historia de la República romana tardía por su ambición y su actividad política
Su primer esposo fue Publio Clodio Pulcro, un demagogo político, famoso por causar inestabilidad en los asuntos internos de Roma, a menudo involucrado en conspiraciones y que recurría a la violencia. Se dice que Fulvia apoyó financieramente la carrera de su marido e inspiró la mayoría de sus acciones. El propio Publio Claudio cambió la pronunciación de su nombre, Claudio, a Clodio, para adaptarlo a la pronunciación del latín vulgar de las clases bajas de Roma.
En diciembre del año 62 a. C. tuvo lugar el escándalo de los misterios de Bona Dea. Vestido como una mujer (ya que no se permitía la presencia de hombres en este tipo de misterios), Clodio entró en la casa de Julio César, en ese momento máxima autoridad sacerdotal, esto es, pontifex maximus, cuando los misterios se estaban aún celebrando. En ese momento se especuló con que Clodio se había disfrazado así para intrigar con Pompeya, la esposa de César, con quien tendría una relación. Fue descubierto y llevado a juicio, pero evitó la condena sobornando al jurado. Las violentas declaraciones públicas que hiciera Cicerón durante el juicio debieron originar el odio de Clodio hacia el orador, incitándolo a buscar pronta venganza. Este incidente provocó la separación de Julio César y su esposa Pompeya, pero también dio lugar a un montón de rumores, de malestar político, y al retraso de la adjudicación de las provincias romanas a los procónsules romanos.
Gayo Escribonio Curión fue de carácter derrochador desde su juventud, formando parte del grupo de jóvenes que escandalizaban a la sociedad de la República, entre quienes se encontraban Publio Clodio Pulcro y Marco Antonio. Cuando Clodio fue acusado por haber violado los misterios de la Bona Dea, fue defendido por el padre de Escribonio, el antiguo cónsul, mientras que el joven Escribonio Curión dirigía a bandas de los bajos fondos que atemorizaban a los enemigos de Clodio.
La relación de Curión con este grupo de jóvenes disolutos, en particular con Marco Antonio, debió ser objeto de escándalo, ya que se decía que Marco Antonio, vestido de mujer, interpretaba el papel de esposa de Curión. Se les prohibió verse, pero lo hacían a escondidas. Dieciséis años después, Cicerón reprochó esta relación a Marco Antonio en su segunda Filípica. Tal relación, no obstante, cesó cuando Marco Antonio empezó a rondar a Fulvia, mujer de Publio Clodio, quien por este motivo amenazó a Marco Antonio.
Tras la partida de César a las Galias, Clodio se convirtió en el dueño de Roma, con la ayuda de su banda personal, una de las muchas que actuaban en aquel momento en la ciudad. En el año 57 a. C. un tribuno propuso que se le permitiera la vuelta del exilio a Cicerón, por lo que Clodio recurrió a la violencia para impedir la aprobación de esta medida.
Cicerón habla de una relación erótica entre Marco Antonio y
su amigo Escribonio Curión, lo que sería un antecedente de su DEBILIDAD DE
CARÁCTER en relación con sus mujeres: Fulvia, Octavia y, sobre todo, Cleopatra.
La íntima compañía de Escribonio Curión, experto en placeres, repercutió en
Marco Antonio como una peste: el amigo arrojó a Marco Antonio a los BANQUETES, las
mujerzuelas, el lujo y los dispendios para tenerlo más a su disposición. Como
resultado, Marco Antonio contrajo una DEUDA IMPORTANTE de 250 talentos.
Escribonio Curión se hizo cargo de toda esa suma, pero el padre, en cuanto se
enteró, echó a Marco Antonio de su casa.
Poco después, Marco Antonio frecuentó la compañía de Clodio
Pulcro, el más insolente de los DEMAGOGOS de entonces, que con sus prácticas
promovía la insurrección política. Sin embargo, Marco Antonio se fue a Grecia,
para salir de las locuras del demagogo y del agobio de las deudas.
En Grecia, estudió oratoria y usó el estilo de moda, el que
más se asemejaba a su estilo de vida: POMPOSO, PRETENCIOSO, LLENO DE ARROGANCIA
SIN MEDIDA Y DE HUECA PETULANCIA. El cónsul Gabinio le quiso convencer de que
se integrara en el ejército en su campaña en Siria, pero Marco Antonio dijo
pretenciosamente que no le acompañaría como simple soldado, sino sólo si era
nombrado comandante del ejército de caballería.
Después de una campaña contra Aristóbulo, pretendiente del
trono de Judea, Tolomeo XII de Egipto, el padre de Cleopatra VII, pidió al
cónsul Gabinio que invadiese Egipto y le restituyera el poder real. Gabinio no
estaba convencido de entrar en la guerra: era una campaña arriesgada. Pero
Marco Antonio, ANSIOSO DE GRANDES PROEZAS Y DE COMPLACER a Tolomeo, se unió al
egipcio para convencer a Gabinio y movilizar su ejército para emprender la
expedición.
Las bravatas, las groserías, la costumbre de beber en
público, la costumbre de tomar el rancho militar en la mesa con los soldados y
SUS AVENTURAS AMOROSAS provocaban fascinación y con ellas arrastraba a los
soldados y al pueblo, que no sólo colaboraba en sus pasiones, sino que también
motejaba sus proezas amorosas, sin que Marco Antonio sintiera vergüenza por
ello. A esto se unía que Marco Antonio DERROCHABA en contra del sentido de la
mesura, hacía favores a soldados y amigos.
Curión, el amigo de Marco Antonio, se cambió de partido y
engrosó las filas de Julio César. Curión tenía gran influencia ante el pueblo
por su elocuencia, se servía sin límites del dinero que César le daba y
consiguió que Marco Antonio fuera nombrado “tribuno”. El ascenso de Marco
Antonio dependió sólo de su cercanía a César. Cuando éste fue a Hispania a
combatir a Pompeyo, dejó Roma en manos de Emilio Lépido como pretor, y todo el
ejército y el territorio de Italia a Marco Antonio como tribuno de la plebe.
Marco Antonio se ganó el afecto de los soldados porque les
hacía regalos y convivía con ellos, pero se ganó el odio del resto de los
ciudadanos romanos porque era NEGLIGENTE a la hora de impartir justicia,
atendía CON IRA a los que le pedían audiencia y era bien conocida su AFICIÓN
POR LAS MUJERES AJENAS. Al final, el régimen impuesto por César se hizo odioso
por los amigos de César, y EL MÄS CULPABLE DE ELLOS FUE MARCO ANTONIO, pues era
el que más poder había ostentado. Marco Antonio se ganó el odio del pueblo
romano por HABER REDUCIDO CON LA FUERZA DE LAS ARMAS al otro tribuno de la
plebe, Dolabela.
Los hombres de bien, los hombres sensatos de Roma sentían
repulsión por el modo de vida de Marco Antonio: sus BORRACHERAS continuas, sus
excesivos GASTOS y sus correrías en los PROSTÍBULOS. Marco Antonio dormía de
día, se paseaba CONFUSO para superar su resaca. Por la noche se divertía,
asistía a representaciones teatrales, coros de comedia, y participaba en las
bodas de mimos y bufones, donde se admitían mujeres y, a veces, se realizaban
actos sexuales. Una vez, tras pasar Marco Antonio toda la noche en casa del
actor de mimo Hipias bebiendo en uno de sus banquetes, por la mañana en el Foro
de la Asamblea Marco Antonio avanzó tambaleante y vomitó sobre el manto que le
había proporcionado uno de sus amigos. Las personas de mayor influencia eran el
actor de mimo Sergio y su amante Citéride (la liberta Volumnia), una actriz de
la que Marco Antonio SE HABÍA ENAMORADO y que, a su paso por las ciudades, se
hacía llevar en una litera escoltada por servidores. A Marco Antonio también le
gustaba disfrazarse de vagabundo y vestirse con harapos.
Los hombres y las mujeres de bien en Roma consideraban
intolerable que el propio César estuviera lejos de Italia, luchando con gran
esfuerzo y riesgo, mientras que otros, como Marco Antonio, que estaban en buena
situación gracias a él, enojaban a los ciudadanos CON LA GRAN VIDA CON QUE SE
HOMENAJEABAN. Esta situación condujo a nuevos enfrentamientos y avivó los
ánimos ENTRE LA SOLDADESCA PARA COMETER VIOLENTOS ACTOS DE RAPIÑA.
César volvió. Concedió el perdón a Dolabela. Elegido cónsul
por tercera vez, César escogió como colega a Lépido (no a Marco Antonio).
Marco Antonio compró la casa de Pompeyo, que había sido puesta
a la venta, y dicen que SE ENFADÓ cuando le reclamaron el pago.
El propio Marco Antonio justificó su ausencia de la campaña
de César en África porque no había recibido la recompensa merecida por sus
victorias anteriores.
César no permaneció impasible ante la VIDA LICENCIOSA DE
MARCO ANTONIO. Éste al fin se casó y tomó por esposa a Fulvia, casada antes con
el demagogo Clodio. Pero Fulvia quería casarse con un gobernante y con un
capitán al que ella quería gobernar y capitanear. De esta forma, las lecciones
de sumisión que Antonio recibió de Fulvia le sirvieron luego a Cleopatra para
tomar posesión de él, ya que desde antes estuvo amansado y medianamente
instruido en obedecer a las mujeres.
En la entrada triunfal de César regresado de Hispania, Marco
Antonio iba a un lado, y detrás iban Junio Bruto Albino y el hijo de una
hermana suya, Octaviano, que después sería llamado César y gobernó por mucho
tiempo a los romanos.
Marco Antonio SE OPUSO acaloradamente, por primera y por
segunda vez, A LA DECISIÓN DE JULIO CÉSAR de nombrar oficialmente a Dolabela
como cónsul. La segunda vez se opuso diciendo a gritos que los augurios eran
adversos (utilizó su rango sacerdotal de augur para favorecerse a sí mismo).
Marco Antonio sabía que había una conspiración contra Julio
César porque él mismo había sido invitado a participar en ella, pero NO REFIRIÓ
NADA A CÉSAR sobre la conspiración.
Marco Antonio dio a Bruto Albino y a Casio Longino la excusa
perfecta para asesinar a César, porque en unas fiestas rituales, Marco Antonio
DESPRECIÓ LAS TRADICIONES ancestrales de Roma y corrió, espoleado por sus
compañeros, a la tribuna principal para poner una corona de laurel a César en
la cabeza, como ofreciéndole el rango de rey –algo abominable para la Roma
republicana-, así una vez, dos veces, varias veces, a las que César se negaba y
desaprobaba, desaprobación aplaudida por el pueblo. Pero ante la INSISTENCIA DE
MARCO ANTONIO DE HACERLE REY, César se sintió molesto, se levantó de la
tribuna, se quitó la toga desde la garganta y gritó ofreciendo su cuello a
quien lo quisiera.
Esta situación PROVOCADA POR MARCO ANTONIO reforzó la
determinación de Bruto Albino y de Casio Longino, y los conjurados por defender
el régimen republicano mataron a César.
Marco Antonio SE DISFRAZÓ DE ESCLAVO Y SE OCULTÓ hasta que
vio que no había más muertes.
Marco Antonio habló ante el Senado a favor de la amnistía de
Bruto y de Casio y de la asignación de la provincia de Libia a Casio y la de
Chipre a Bruto, pero CAMBIÓ DE PLANES CON LA ASPIRACIÓN DE SER EL ÚNICO Y EL
PRIMERO y se quitó de encima a Bruto, que había sido designado el heredero de
César.
En su discurso fúnebre por la muerte de César, Marco Antonio
MEZCLÓ en su lamento PALABRAS de elogio y maldiciones por este delito. El
pueblo, afectado por el discurso ambiguo, fue a quemar las casas de Bruto y de
Casio. Ambos huyeron de la ciudad.
Calpurnia, esposa de César, entregó a Marco Antonio la mayor
parte de las riquezas de su patrimonio (4000 talentos) y los documentos donde
quedaban escritas las decisiones y las intenciones de César. Marco Antonio escribió
en esos documentos los NOMBRES QUE QUISO y designó, TERGIVERSANDO, a muchos
magistrados y a muchos senadores, e hizo volver a algunos que vivían en el
exilio, HACIENDO CREER QUE ÉSTA ERA LA
INTENCIÓN DE JULIO CÉSAR.
En lo demás, Marco Antonio ACTUABA COMO DUEÑO ABSOLUTO DE
TODO, él mismo como cónsul y con el auxilio de los hermanos en su manejo del
poder.
Marco Antonio trató con DESPRECIO a Octaviano cuando éste
reclamaba algo instituido en la última voluntad de César: dar a cada ciudadano
romano 75 dracmas. Marco Antonio acabó soltando todo tipo de INSULTOS PARA
ENOJARLO Y HERIRLO. Además, SE OPUSO Y AMENAZÓ diversas iniciativas de
Octaviano.
El joven Octaviano se pasó al bando de Cicerón y de cuantos
odiaban a Marco Antonio; tuvo un puesto en el Senado y puso de su lado al
pueblo y a los soldados de las colonias. El Senado declaró a MARCO ANTONIO
“ENEMIGO DE ROMA” y con los cónsules Vibio Pansa y A. Hircio, ayudados por
Octaviano, echaron a Marco Antonio de Italia.
Marco Antonio llegó a la Galia y SE APODERÓ DEL CAMPAMENTO
de Lépido. Reunió más hombres y más ejércitos. Octaviano perdió interés por
Cicerón y llamó a Marco Antonio y a Lépido para formar un triunvirato. En una
isla, cerca de Bolonia, se repartieron todo el poder entre ellos.
El punto de discusión más difícil para ellos fue la cuestión
de saber qué hombres iban a eliminar, porque cada uno quería acabar con sus
enemigos y salvar a sus partidarios. Los tres DEJARON A UN LADO LA HONRA DEBIDA
A LOS PARIENTES Y EL RESPETO A LOS AMIGOS. Prevaleció en ellos la FURIA que les
provocaba la gente que odiaban. Octaviano le concedió a Marco Antonio la muerte
de Cicerón; Marco Antonio concedió a Octaviano la muerte de Lucio César, que
era su tío materno; a Lépido le concedieron que muriera su hermano Paulo
(aunque éste logró salvar la vida).
Comenta Plutarco: “Considero que no ha habido NADA MÁS
INHUMANO Y MÁS CRUEL que este mercadeo; intercambiándose muertes con otras
muertes, ASESINABAN por igual a los que habían sido abandonados a su merced
como a los que habían tomado, pero, sobre todo, la MAYOR INJUSTICIA QUE
COMETIERON FUE CON SUS AMIGOS, a los que daban muerte sin ni siquiera sentir
odio por ellos.”
En virtud de este acuerdo, fueron ejecutadas por ellos unas
300 almas, DE FORMA ARBITRARIA y aprovechando algunos asesinos para ampliar la
lista de sus enemigos personales. Esto está documentado en los libros de los
historiadores Plutarco, Livio, Apiano, Dión Casio y Veleyo Patérculo.
Cicerón fue degollado. CRUELMENTE Marco Antonio ordenó que
le cortaran la cabeza y la mano derecha con que había escrito los discursos
contra él. Cuando se los trajeron, se recreó exultante en su contemplación y
ESTUVO RIENDO DE GOZO durante largo rato hasta que estuvo satisfecho y ordenó
que fueran expuestos estos restos en el Foro como ESCARNIO del muerto, SIN
DARSE CUENTA DE QUE ÉL MISMO INJURIABA SU PROPIA FORTUNA Y DESLEGITIMABA SU
PODER.
Queda dicho que la propia carrera política de Fulvia, la que fue esposa del demagogo Publio Clodio Pulcro, se inició con su tercer matrimonio, con Marco Antonio, el cual estaba feliz de aceptar el dinero de Fulvia para impulsar su carrera.
Antonio persiguió y proscribió a sus enemigos políticos, principalmente al que fue cónsul, Cicerón, que le había criticado abiertamente en las Filípicas. Fulvia exhibió la cabeza y las manos de Cicerón en el Foro, cortados por un centurión, Herenio.
Fulvia estaba complacida al vengarse de Cicerón de esta forma no sólo por Marco Antonio, sino también por su primer marido, Publio Clodio Pulcro.
El historiador Dión Casio describe la alegría con la que atravesó la lengua del muerto Cicerón con sus horquillas de oro, como una última venganza contra la "lengua" de Cicerón:
"Y cuando les enviaron la cabeza de Cicerón (pues cuando huía fue apresado y degollado), Antonio, después de dirigirle muchos y desagradables improperios, ordenó que la colocaran en un lugar destacado, más visible que las demás, en la tribuna de oradores , allí desde donde había pronunciado tantas soflamas contra él, y allí se podía ver junto con su mano derecha, que le había sido amputada, y Fulvia cogió la cabeza con las manos, antes de que se la llevaran, y, enfurecida con ella y escupiéndole, la colocó sobre las rodillas y abriéndole la boca le arrancó la lengua y la atravesó con los pasadores que utilizaba para el pelo, al tiempo que se mofaba con muchas y crueles infamias."
http://todosobrelemuria.blogspot.com.es/2015/05/ciceron-desenmascara-marco-antonio.html
Los romanos tenían muchos motivos para considerar que el
triunvirato era UNA CARGA PESADA; la principal razón era especialmente MARCO
ANTONIO, que sucumbió en ese género de vida INDOLENTE Y DEPRAVADO de siempre,
mientras ACAPARABA TODO EL PODER.
Los romanos no toleraban que Marco Antonio viviera en la
casa de Pompeyo el Grande, hombre admirado por su discreto régimen de vida y
por sus tres triunfos. Los romanos se avergonzaban de ver la casa cerrada a los
reyes, los generales y embajadores, a los que se sacaba con INSOLENCIA, y, en
cambio, estaba llena de actores de mimos, charlatanes y aduladores borrachos,
en los que Marco Antonio DERROCHABA LA MAYOR PARTE DEL DINERO QUE SE HABÍA
APROPIADO DE LA FORMA MÁS TERRIBLE Y CRUEL.
Los TRIUNVIROS Marco Antonio, Octaviano, Lépido vendieron las
posesiones de los que ellos mismos habían matado, procesaron a los familiares y
esposas de éstos, impusieron TASAS ARBITRARIAS, por ejemplo, sobre las joyas y
los adornos de las mujeres (lo cual provocó una manifestación de mujeres) y
entraron con CODICIA EN LOS TEMPLOS de las VÍRGENES VESTALES, al enterarse de
que ellas custodiaban en depósito las posesiones de algunos de sus
conciudadanos y de extranjeros.
Como NADA ERA SUFICIENTE PARA MARCO ANTONIO, Octaviano le
exigió que compartiera el dinero con él. Compartieron también el ejército que
ambos comandarían contra Bruto y Casio en Macedonia y dejaron a Lépido en Roma.
Marco Antonio llegó a Grecia con la intención de recaudar
dinero de todas las provincias orientales. Estuvo en Atenas, en Megara. Luego
fue a Asia PARA ECHAR MANO A LAS RIQUEZAS DE ALLÍ. A las puertas de Marco
Antonio llamaron los reyes y sus esposas, que rivalizaban entre ellas. Algunas
aceptaron prostituirse con él, por ejemplo, Glafira, la madre del pretendiente
del trono de Capadocia tuvo una relación con Marco Antonio.
En Roma, Octaviano estaba ocupado en sofocar las guerras y
las revueltas; en Asia, Marco Antonio gozaba en su tranquilo letargo y volvió a
su hábito de vida: CEDER A SUS PASIONES. Músicos, flautistas, danzarines y gran
comparsa de actores de Asia del mismo gremio, superando en lo grosero y en lo
grotesco toda esa vida canalla que Marco Antonio traía de Italia, irrumpieron
en su corte y SE APODERARON DE ÉL.
La situación se hizo INSOPORTABLE para Asia entera, desde el
momento en que todos sucumbieron a los mismos EXCESOS. A la entrada de Marco
Antonio en Éfeso, las mujeres desfilaron detrás disfrazadas de Bacantes y los
niños y los hombres iban de Sátiros y Panes. Marco Antonio se hizo llamar
“Dionisio Caridotes y Meliquio” (=el que porta la alegría, el benigno), PERO
PARA LA MAYORÍA DE LOS ASIÁTICOS ERA “DIONISIO OMESTES Y AGRIONIO” (=EL
CARNÍVORO, EL SALVAJE), PORQUE HABÍA QUITADO SUS BIENES A LOS HOMBRES DE BIEN
para quedarse con esos bienes o para dárselos a cualquier envidioso, MIENTRAS
SE DEJABA AGRADAR POR ADULADORES Y FUNAMBULISTAS. Marco Antonio llegó a dar a
un cocinero en pago la casa de un hombre de la ciudad de Magnesia. Pero lo
habitual eran sus ACTUACIONES EXTRAVAGANTES: Marco Antonio regaló a una
citarista cuatro villas de Asia y soldados, y a un poeta la ciudad de Tarso
entera.
Cuando Marco Antonio quiso imponer un impuesto por segunda
vez a las ciudades –Bruto y Casio ya lo habían exigido antes-, el orador
Hibreas, hablando en nombre de toda Asia, alzó la voz y concluyó: “si esa
cantidad (200.000 talentos) no te ha llegado, reclámasela a aquellos que la
tomaron de tu parte”. El discurso conmocionó a Marco Antonio, pues DESCONOCÍA
LOS DETALLES de lo que había sucedido POR HABERSE FIADO DE LOS SUYOS EN SU
SIMPLICIDAD. Marco Antonio redujo, por tanto, la aportación de impuestos de las
ciudades. En efecto, se caracterizaba Marco Antonio por una LLANEZA y una
LENTITUD DE REFLEJOS, por EXCEDERSE en los castigos y mucho más en los favores,
y por la INSOLENCIA de sus bromas y chiquilladas y por DEJARSE CONQUISTAR por
los halagos, ignorando que algunos mezclaban la adulación con la franqueza y le
hacían creer que su sometimiento en los asuntos serios no era por complacerle,
sino porque se sentían inferiores en inteligencia.
Si tal era el temperamento de Marco Antonio, el amor de
Cleopatra VII Thea Filopator, hija mayor de Tolomeo XII Auletes, de ascendencia
macedónica, fue el mal que lo remató definitivamente: muchas de las pasiones
que se guardaban latentes y dormidas en su interior las desató este amor hasta
el paroxismo y, SI COBIJABA ALGÚN SENTIMIENTO BUENO Y SALUDABLE SU CORAZÓN,
ESTE AMOR por Cleopatra LO DESTRUYÓ Y SE ESFUMÓ.
Cleopatra VII fue mandada llamar por Marco Antonio para que
le diera explicaciones de las acusaciones que se vertían contra ella por haber
dado dinero a Casio y haberlo ayudado en la guerra. Ella se hizo mucho de
rogar, pero se presentó surcando el río Cidno (de Tarso, Cilicia) en
una espléndida embarcación. Todas las gentes salieron a verla. La cena que
Cleopatra dio a Marco Antonio fue ampliamente superada en elegancia y en
ingenio a la que el romano dio a la egipcia. Cleopatra sabía hablar muchas
lenguas, era de trato irresistible, de carácter envolvente y de gran belleza.
TAN FASCINADO estaba Marco Antonio, que –mientras su mujer
Fulvia luchaba por el patrimonio de su marido en Roma y mientras un ejército
extranjero de los Partos iba a invadir Siria- SE DEJÓ ARRASTRAR por Cleopatra a
Alejandría (al sur, lejos del lugar del conflicto en ciernes) y allí, pasando
el tiempo en OCIOSIDADES y en NIÑERÍAS, desperdició ese don preciado que es el
tiempo.
En efecto, montaron una ASOCIACIÓN DE CONNOTACIÓN RELIGIOSA
CON EL NOMBRE DE “LOS DE VIDA INIMITABLE” Y CADA DÍA CELEBRABAN BANQUETES CON
INVITADOS EN HONOR EL UNO DEL OTRO Y GASTARON UNA CANTIDAD DESMESURADA E INCREÍBLE
DE RIQUEZAS. Por ejemplo, el hijo de Marco Antonio regaló a un médico en una
cena todos los vasos de oro de una mesa. Cleopatra manipulaba a un infantil
Marco Antonio y estaba siempre a su lado, día y noche, incluso en sus
vagabundeos nocturnos iba disfrazada como le gusta a Marco Antonio.
Marco Antonio, a instigación de Cleopatra, HIZO ASESINAR a su hermana Arsínoe IV, reina de Egipto, ya que Cleopatra sentía celos de ella.
Mientras Marco Antonio se entretenía en tales pasatiempos y
SE COMPORTABA TONTAMENTE COMO UN MUCHACHO INMADURO, se presentaron ante él dos
mensajeros. Uno venía de Roma con la noticia de la derrota en Perugia y de la
huida de Lucio, hermano de Marco Antonio, y de la esposa Fulvia ante Octaviano;
el segundo comunicaba que Labinio, al frente del ejército de los Partos, había
conquistado a Roma el territorio de Asia hasta Lidia y Jonia. Fulvia, mujer
temeraria e intrigante, había sido la culpable de la guerra de los Partos.
Provocó la guerra para arrancar a Marco Antonio de las garras de Cleopatra.
Fulvia murió de la rabia que tenía a causa de los celos.
Octaviano y Marco Antonio se reconciliaron, se repartieron
el poder y el territorio con Lépido. El acuerdo político se sanciona con el
matrimonio de Marco Antonio con Octavia, una hermana de Octaviano. Acuerdan la
paz también con Sexto Pompeyo, que con su pirateo impedía la navegación en el
mar. La casa de Sexto Pompeyo era un barco porque Marco Antonio poseía la casa
que en su día había sido de Pompeyo, su padre. A Sexto Pompeyo le concedieron
Cerdeña, Córcega, Sicilia, Peloponeso.
Había un hombre en la comitiva de Marco Antonio: un adivino
de Egipto de los que examinan los nacimientos; hablaba con franqueza a Marco
Antonio y le vaticinó que, aunque su estrella era resplandeciente, SE
ENSOMBRECÍA ANTE LA DE OCTAVIO, “PUES TU GENIO TIENE MIEDO DE AQUÉL… Y SE
VUELVE RASTRERO”. Así es, se dice que en las ocasiones en que ambos se
divertían, Marco Antonio siempre salía perdiendo. Contrariado, se fue de Italia
y marchó con Octavia a Grecia.
El enviado de Marco Antonio –Ventidio Baso, procónsul-
venció a los Partos. Marco Antonio no permitió a Ventidio que firmara la paz
con Antíoco de Comágene, aliado de los Partos, PORQUE QUERÍA AL MENOS QUE ESTA
ACCIÓN (derrotar a Antíoco) PORTARA SU NOMBRE (de Marco Antonio), ya que todas
las victorias anteriores fueron de Ventidio. Con el asedio de la ciudad de
Samósata, Marco Antonio vio que no conseguía nada, rectificó LLENO DE VERGÜENZA
Y DESHONOR y tuvo que contentarse con firmar una paz de manera voluntaria con
Antíoco por 300 talentos (mucho menos de lo que le ofreció Antíoco al principio
por mantener la paz)
Ventidio en Partia, Canidio Craso en Armenia, Sosio en Siria
fueron los generales de Marco Antonio que realizaron grandes empresas y
celebraron sus propios triunfos en los años 38, 36, 34 a. C., pero Marco
Antonio tenía menos éxito en las campañas dirigidas por él personalmente.
La sombra desgraciada del amor de Cleopatra, aunque parecía
adormecida y sometida, sin embargo, fue acosándole y le asedió a Marco Antonio
cada paso que estaba más cerca de Siria. Así que mandó que Cleopatra fuera traída
a Siria.
En cuanto Cleopatra se presentó ante él, Marco Antonio
TRAICIONÓ A ROMA y puso a los pies de Cleopatra los territorios de Fenicia,
Celesiria, Chipre, Cilicia, Judea y la Arabia Nabatea. ESTE TIPO DE CONCESIONES
CAUSARON GRAN INDIGNACIÓN ENTRE LOS ROMANOS.
Marco Antonio complacía a simples particulares, quitándoles
a otros sus reinos, para concederles tetrarquías o el dominio de pueblos
grandes. Antígono de Judea, por ejemplo, hecho prisionero por Marco Antonio en
la captura de Jerusalén, fue decapitado en público, una pena a la que ningún
otro rey había sido condenado antes.
Sin embargo, lo peor de todo era LO IMPÍO DE LOS HONORES QUE
SE TRIBUTABAN A CLEOPATRA y aumentaron más el ESCÁNDALO cuando Marco Antonio
reconoció a los gemelos de Cleopatra llamándolos a uno Alejandro “Helios” y a
la otra Cleopatra “Selene”.
Marco Antonio, HIPÓCRITA HÁBIL PARA DISIMULAR SUS DEFECTOS,
decía que, en su opinión, la grandeza del poder de Roma no residía en los
métodos de sometimiento de los pueblos, sino en las concesiones que hacían para
agradar a sus súbditos.
Marco Antonio envió a Cleopatra a Egipto y se marchó a
través de Arabia y de Armenia. Se reunieron sus ejércitos y los de los reyes
aliados suyos. Pero todos estos ejércitos y este gran despliegue NO SIRVIERON
PARA NADA POR CULPA DE CLEOPATRA. En efecto, Marco Antonio, IMPACIENTE por
pasar el invierno con ella, inició la guerra apresuradamente antes de hora y llevó
todas las operaciones DE MANERA DESORDENADA, como si no estuviera bien de la
cabeza, sino bajo la influencia de algún tipo de brebaje o de hechizo que le
obligaba a estar siempre con ella, a buscarla ansiosamente y a estar siempre
más preocupado por acudir a su lado antes que ocuparse de derrotar a los
enemigos.
Por impaciencia, dejó Marco Antonio los carros y la
maquinaria de asedio en un puesto de retaguardia con Estaciano y avanzó, pero
los Partos destruyeron los carros y máquinas de asedio y capturaron a muchos
romanos. Esta derrota al inicio de la campaña desmoralizó a los hombres de
Marco Antonio. El rey de Armenia, su aliado, se marchó con su ejército armenio.
Después se sucedieron PENOSOS EPISODIOS: el hambre, salidas infructuosas para
conseguir alimentos, desesperación, frío, exhortación encargada al militar
Domicio Ahenobarbo (por vergüenza y desaliento de M. Antonio), travesía del
desierto (con un guía de raza marda), ataques imprevistos de los Partos,
pérdidas de hombres y de armas, contadas victorias, enfermedad, muchos heridos,
muertes por comer hierbas venenosas y por beber aguas no potables, sed,
cansancio, desorden, ambición y pillaje entre los propios soldados de M.
Antonio. Llegan por fin a Armenia. Del ejército habían muerto 24000 soldados,
unos en batalla, otra mitad por enfermedad. Las victorias sobre los Partos NO
REPERCUTIERON EN UN RESULTADO DURADERO, SERIO Y DEFINITIVO.
Avanzando por una región llena de riquezas, SE SIRVIERON SIN
MESURA de todo y cayeron enfermos de hidropesía y de disentería.
En aquel momento, apremiados por el invierno y la nieve
continua, Marco Antonio perdió 8000 hombres por decidir continuar su camino a
marchas forzadas. En un pueblo entre Beirut y Sidón esperó a Cleopatra. Se
consumió de pesar y de angustia por la tardanza de la mujer y acabó DÁNDOSE A
LA BEBIDA HASTA LA EMBRIAGUEZ Y LA PÉRDIDA DEL CONTROL.
El rey de los Medos ofreció una alianza a Marco Antonio para
enfrentarse a los Partos. Octavia, la esposa de Marco Antonio, vino a Oriente.
Al llegar ella a Atenas, las cartas y los emisarios de Marco Antonio y las
argucias de Cleopatra trataron de detenerla. Cleopatra exageró teatralmente las
muestras de su pasión por Marco Antonio: adelgazó, ponía miradas
intencionadamente absortas o lánguidas, fingía dejar de llorar. Los aduladores
defendían a Cleopatra y reprochaban a Marco Antonio que fuera cruel e
insensible hacia Cleopatra, que se había rebajado de “soberana” a ser
considerada “amante” de Marco Antonio. LOS ADULADORES ASEDIARON A MARCO ANTONIO
Y DOBLEGARON SU VOLUNTAD CON EL MIEDO DE QUE CLEOPATRA SE QUITARA LA VIDA.
Marco Antonio retrasó la campaña de Media para el verano. Regresó a Alejandría.
El rey de Armenia que se retiró del ejército de Marco
Antonio en la campaña contra los Partos fue hecho prisionero por éste y llevado
encadenado a Alejandría, donde Marco Antonio celebró su triunfo que consistió
en una procesión dionisíaca. De esta NUEVA TRAICIÓN A ROMA se quejaron mucho
los romanos, PUES UNO DE LOS MÁS GRANDES TRIUNFOS QUE CORRESPONDÍA A SU PATRIA,
ROMA, FUE OFRECIDO POR MARCO ANTONIO A LOS EGIPCIOS POR AGRADAR A CLEOPATRA.
Además, Marco Antonio envió a Roma una delegación para ECHAR
A SU ESPOSA OCTAVIA DE SU CASA (esto se documenta también en los historiadores
Livio, Dión Casio, Eutropio, Orosio). Los romanos decían que Cleopatra era una
prostituta que no estaba a la altura de Octavia. Marco Antonio se ganó la
antipatía de todos los romanos AL INJURIAR a su esposa Octavia, una gran mujer,
digna, virtuosa; y se ganó el odio general de los romanos CUANDO CELEBRÓ UNA
CEREMONIA DE REPARTO DE TERRITORIOS, NO A FAVOR DE ROMA, sino a favor de sus
hijos y de los de Cleopatra en Alejandría, que pareció pomposa, teatral y
claramente desagradable a los ojos del Senado y del pueblo de Roma.
Octaviano comunicó al Senado romano estas acciones y lanzó
tantas acusaciones, que acabó poniendo al pueblo en contra de Marco Antonio.
Cleopatra se vale del soborno para que Canidio convenza a
Marco Antonio de quedarse con ella y no bajo la influencia de Octavia. Lo
consigue. En Samos se reúnen los dos ejércitos de Marco Antonio y Cleopatra con
tropas de otros reyes y pueblos aliados. Aún hay diversiones, cánticos,
actores, coros. Después, van a Atenas. Cleopatra, celosa de la veneración que
se tenía por Octavia en la ciudad, se atrajo a la población con su liberalidad.
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