martes, 27 de octubre de 2015

ANIBAL BARUCK, EL RAYO DE CARTAGO

Cuando uno lee la novela histórica Aníbal, el rayo de Cartago de Laura Fernández Montesinos, se da cuenta de que el pueblo y el senado romanos han sido de lo más bruto e insensible que ha dado la historia.

Los sacerdotes romanos clamaron por el castigo de los que se habían mostrado irrespetuosos con los dioses en el campo de batalla y afirmaron que las derrotas romanas frente a Aníbal se debían a la impiedad del pueblo y del senado romanos, pero los de la aristocracia no hicieron caso a las advertencias de que debían mirar más por los dioses. Emplearon más hombres como soldados, se mostraron más crueles con las poblaciones itálicas primero, con las ibéricas después, que habían apoyado o podían apoyar al general cartaginés. Se encargaron de hacer desaparecer los textos históricos de los eruditos griegos Sósilo y Sileno, que escribieron una biografía famosa sobre la gesta de Hannibal Baruck.

Y, además, falsificaron la versión más fiel de éstos y la sustituyeron por versiones romanas; así tergiversaron muchos hechos y detalles sobre la ciudad y civilización de Kartadasht (Cartago) y sobre el mismo Aníbal, para desprestigiarlos, lo cual ha tenido negativas repercusiones para los estudiosos de la historia, hasta que investigadores como Yozan Mosig, Abdelaziz Belkhodja e Imene Belhassen han llegado a conclusiones que clarifican el aluvión de absurdos y de incoherencias de los escritores romanos. Por ejemplo, atribuir sacrificios de niños fue una falsedad malintencionada de los romanos; la batalla de Zama de la llamada "Tercera Guerra Púnica" no fue más que una invención escrita para salvar el honor romano humillado por Aníbal.

La autora utiliza en los primeros capítulos el referente del Año Olímpico para fechar los acontecimientos.

Aníbal con nueve años acompañó a su padre Amílcar a Iberia, pero antes juró en una ceremonia de un templo de Byrsa no ser nunca sujeto por los romanos.

"Lo juro, padre. Por todos los dioses; por los que rigen las fuerzas de la naturaleza y nuestra vida; por Tanit, Diosa madre; (...) por Elisa, señora de Cartago; por todos nuestros antepasados, desde los fenicios hasta los cartagineses, que defenderé mi patria de cualquiera que pretenda dañarla. De cualquiera que sea su enemigo".

Pero Tito Livio, historiador al servicio del poder romano, modificó este juramento por el de un odio eterno contra Roma.

En la vida adulta de Aníbal, cuando ya entra en escena como general nombrado por el senado cartaginés, destaca la importancia de las alianzas establecidas (en Cástulo) con los pueblos ibéricos y, en especial, el matrimonio con la ibérica Himilce. Por este motivo, la novela da amplia vida a los personajes ibéricos decisivos para los avances del general cartaginés. Dibuja novelescamente y bien sus costumbres (como la "covada"), sus hogares, su vida política y religiosa, sus enterramientos, sus tradiciones míticas, su orfebrería. La familia de Aníbal, los Baruck, no sólo fueron buenos generales, sino también hombres de paz y diplomacia, destacados artífices de urbanismo por allí donde pasaron. Como pone de relieve Laura Montesinos, los cartagineses no oprimían cruelmente a los pueblos conquistados, sino que trataban de hacerlos sus aliados.

Se hace manifiesta la prepotencia, la impiedad, la provocación, las promesas pérfidas de los legados romanos a propósito de la ciudad de Arse (Sagunto), a los que responde Aníbal: "creo que Roma ya ha abusado bastante de nosotros". La novelista narra la "odisea púnica", la gran marcha de Aníbal, Magón, Maharbal, Hannón hacia los montes Pirineos y hacia los Alpes para llegar a Italia por el norte.




La novelista imprime un cambio de voz narradora cuando un personaje, el íbero Itirbas, cuenta a Himilce (y al lector) la travesía y las victorias de Aníbal sobre los romanos en el río Ticinus y en el río Trebia. Esto hace que los galos del norte de Italia se unan al gran general de Cartago. Se suceden las victorias cartaginesas.

El Senado, los sacerdotes, el pueblo de Roma se estremecen con consternación por los avances de Aníbal en Italia. La victoria de Cannas supone un momento glorioso para el general cartaginés. Con ella la mayor parte de la población itálica se pronuncia a favor de Aníbal, y se hace famoso en todos los pueblos del mar Mediterráneo. Al pretender tomar Roma, Maharbal es el contrapunto de Aníbal. Éste continuamente se resiste al consejo de su amigo.

Encontramos las mejores páginas de la novela de Laura Montesinos en los coloquios. Su estilo se desenvuelve mejor en ellos, ya sean diálogos íntimos y jocosos, ya sean negociaciones formales (tratados de Estado, embajadas) o negociaciones informales (en los mercados). También sabe introducir con naturalidad los personajes ficticios entre los históricos y crear una trama de conspiraciones e intereses encontrados, que no sólo son políticos, sino también amorosos (el amor de Thoba y Makaré). Llega un momento en que uno, intrigado, sigue leyendo la novela al margen del transcurso del tiempo.

Aníbal demostró su maestría estratégica en los años posteriores al triunfo de Cannas, aunque estuviera en condiciones cada vez más difíciles.

Es verdad que con esta novela, escrita con rigor documental y con entusiasmo por el personaje, se recupera la figura histórica de Aníbal, nunca derrotado, quien durante lustros humilló a los romanos en cada ocasión en que se enfrentó a ellos. El historiador Eduard Meyer lo caracterizó así: Hannibal no se proponía conquistar el mundo, sino oponerse a tiempo al establecimiento de la soberanía universal de Roma, para el mantenimiento del sistema político existente hasta entonces. Representa un concepto diferente del hombre y de la sociedad, un concepto de otra época.

Cartago, fundada en el siglo IX a. J. C. por gentes fenicias de Tiro, heredó la experiencia de navegación y comercio de su metrópoli. Los fenicios, igual que los etruscos (o tirsenos), los sumerios, los vascos; igual que los que repoblaron Egipto (después de unas grandes inundaciones) y los que edificaron Stonehenge no fueron más que ramificaciones de los akadios atlantes que emigraron en tiempos muy remotos desde su cuna en la isla de Cerdeña, según dice W. Scott-Elliot en su libro Historia de los atlantes. La raza akadia atlante hizo grandes adelantos en la Astronomía y en la Astrología, debido a su afición a la navegación y al comercio. Una peculiaridad suya, de la que Esparta es el único ejemplo en tiempos históricos, fue el gobierno simultáneo de dos reyes en una misma ciudad-estado.

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viernes, 22 de mayo de 2015

CICERÓN DESENMASCARA A MARCO ANTONIO

CICERÓN, cónsul de Roma, no sólo desenmascaró y anuló a Catilina, que conspiró contra la República, sino que, pasado el tiempo, desenmascaró las bajezas de Marco Antonio, el sucesor que tergiversó el testamento y la última voluntad de Julio César. (ver párrafo 25 de: http://todosobrelemuria.blogspot.com.es/2014/10/plutarco-vida-de-marco-antonio.html)

Pronunció Cicerón los discursos contra Marco Antonio. Estos discursos se conocen como "Filípicas", por comparación con los de Demóstenes contra el poder creciente de Filipo de Macedonia, que pretendía someter a Atenas y las ciudades estado de Grecia.

SEGUNDA FILÍPICA

La segunda Filípica es la supuesta réplica al discurso pronunciado por Marco Antonio ante el Senado el 19 de setiembre. Si Cicerón hubiera llegado a pronunciarla, puede asegurarse que su muerte se habría adelantado en varios meses. Por eso no fue pronunciada.

En ella se rechazan los supuestos favores recibidos de Marco Antonio, se le echan en cara sus asesinatos, falsificaciones, descortesía, hipocresía, incapacidad oratoria; se le acusa de mentir al atribuirle a Cicerón la instigación del asesinato de César, de acaparar herencias, de dilapidar su patrimonio y el ajeno, de degenerado, de falsear las disposiciones de César, de amoríos con una actriz de mimo, de quedarse con los bienes de Pompeyo, de cobarde, veleidoso, adulador, jugador, bebedor y ambicioso. Ante todos estos vicios palidecen sus pocas virtudes.

Extractos del discurso de Cicerón:

¿Diré, padres conscriptos, por qué destino mío ocurre que en estos últimos veinte años no haya tenido la República enemigo alguno que al mismo tiempo no me declare la guerra? No es necesario nombraros a ninguno, pues a todos los recordáis: su deplorable fin me vengó de ellos más aún de lo que yo deseaba.

Lo que me admira, Antonio, es que imitando tú sus hechos, no temas igual fin. Me maravillaba menos en los otros este proceder; ninguno de ellos había sido voluntariamente enemigo mío; a todos ataqué en defensa de la causa de la República. Tú, en cambio, a quien ni con una sola palabra he ofendido, mostrándote más audaz que L. Catilina y más furioso que P. Clodio, me provocaste con tus ofensas, como si creyeras que tu enemistad conmigo te había de servir de recomendación para con los malos ciudadanos.

¿Pude estar más templado cuando quejándome de ti me abstuve de toda invectiva, sobre todo habiendo disipado tú todos los bienes de la República; cuando en tu casa, como en vergonzoso mercado, todo se vendía; cuando confesabas que leyes jamás promulgadas las publicabas tú y en beneficio tuyo; cuando anulaste, siendo sacerdote augur, los auspicios; y siendo cónsul, anulaste la oposición tribunicia; cuando te rodeaba una chusma odiosa de hombres armados; cuando, consumidas y gastadas tus fuerzas por la embriaguez y la lujuria, profanabas a diario con los más torpes excesos la casa que siempre había sido de honestidad y de virtud (la de Cneo Pompeyo)?

No le trataré como cónsul ya que él no me ha tratado como consular; y en verdad él no es cónsul, ni por su género de vida, ni por su manera de gobernar la República, ni por la ilegalidad de su nombramiento, mientras yo sí soy consular sin que nadie lo dispute.

No gustó a Marco Antonio mi consulado.

¿Pero ha habido alguien que vitupere mi consulado fuera de ti y de P. Clodio, cuya suerte, como la de C. Curión, es la que te espera porque dentro de tu casa tienes lo que a ambos fue fatal?

Pero ¿a qué he de ir nombrando individualmente, cuando de tal modo satisfizo mi gestión al Senado en pleno, que ni uno solo de sus miembros dejó de darme las gracias, como si fuera a su padre, y no me atribuyese haber recibido de mí su vida, la de sus hijos, sus bienes y la República?

Antonio no se presenta hoy aquí... ¿Por qué? Porque está celebrando en sus jardines el natalicio de... No nombraré a nadie. Figuraos que es de un Formión, de un Guatón, de un Balión. Oh, ¡qué vergonzoso envilecimiento de los hombres; insufrible impudencia, liviandad y depravación! Tú, Antonio, teniendo a uno de los principales senadores y ciudadanos más esclarecidos por pariente muy cercano, no le consultas ningún asunto público, y prefieres consultarlo con miserables que nada suyo poseen y devoran lo que tú tienes.


Pero volvamos a los documentos atribuidos a César. ¿Qué comprobación hiciste de ellos? Cierto es que para asegurar la paz,  el Senado aprobó las disposiciones de César, pero sólo las que fueran de él, no las que Antonio supusiera que lo eran. ¿De dónde salen ahora tantas? ¿Con qué autoridad se promulgan? Si son falsas, ¿por qué se aprueban? Si verdaderas, ¿por qué se venden? Habíase acordado que desde el primero de junio, vosotros, los cónsules, con un consejo entendieseis de las disposiciones de César. ¿Cuál consejo fue éste? ¿Llegaste a convocar alguno? ¿Qué primero de junio esperaste? ¿Fue aquél en que, después de recorrer las colonias de los veteranos, volviste rodeado de gente armada? ¡Oh qué brillante viaje el que hiciste en los meses de abril y mayo, cuando intentaste llevar una colonia a Capua! Sabemos cómo saliste de dicha ciudad, o, mejor dicho, cómo casi no saliste.

Y ahora la amenazas: ¡ojalá vuelvas a intentarlo para que el “casi” desaparezca alguna vez! ¡Qué memorable se ha hecho este viaje tuyo! ¿Para qué he de hablar de la suntuosidad de los banquetes y de tu furiosa embriaguez? Estos excesos son en daño tuyo; aquéllos en el nuestro. Cuando se eximían de tributos las tierras de la Campania distribuidas a los soldados, juzgábamos que tales concesiones perjudicaban gravemente a la república, y tú has distribuido esas tierras entre tus compañeros de festines y juego.

TERCERA FILÍPICA


Le recrimina a Marco Antonio el asesinato de los centuriones de tres legiones que se le resistieron, amén de otras crueldades y excesos; rebate los insultos dirigidos por Marco Antonio contra Octavio y contra su propio sobrino Quinto Cicerón y le afea su ausencia en la convocatoria del Senado del 24 de noviembre y su vergonzosa huida tras la reunión del 28 del mismo mes, en la que repartió de forma precipitada e injusta los gobiernos provinciales. De paso, aprovecha Cicerón para acusarle de incapacidad manifiesta para elaborar decretos gramaticalmente comprensibles.


QUINTA FILÍPICA Extractos del discurso:

Por tales causas, esas leyes que se dice presentó Marco Antonio sostengo que han sido dadas por medio de la violencia y contra los sagrados auspicios, y que no son obligatorias para el pueblo romano.
...para que sean obligatorias es preciso presentarlas de nuevo después de consultar los auspicios. Aunque leyes buenas, tienen el vicio de ser debidas a la violencia, y no es posible considerarlas como tales leyes, debiendo rechazar nuestra autoridad la audacia de este insensato gladiador.

¿Cómo sufrir las dilapidaciones del Tesoro público, cuando se piensa que se ha apoderado ya de 700 millones de sestercios por medio de falsas órdenes de pago y de falsas donaciones, pareciendo prodigioso que tan gran cantidad de dinero, perteneciente al pueblo romano, haya desaparecido en tan breve tiempo? ¿Qué? ¿Es posible tolerar esas enormes ganancias con que ha enriquecido su casa Marco Antonio? Ha vendido falsos decretos, dando por dinero reinos, derechos de ciudadanía, privilegios, haciendo grabar las concesiones en bronce cuando recibía el precio.

El interior de su casa (no el Senado) era el mercado donde se negociaba todo lo perteneciente a la República, y su mujer, mucho más dichosa que los maridos que ha tenido, sacaba a subasta las provincias y los reinos, repatriaba a los desterrados, sin decreto que lo ordenase, pero como si lo hubiese.

Si la autoridad del Senado no anula tales hechos, no quedará a Roma ni la imagen de ciudad libre.

Marco Antonio publicaba también decretos falsos que se hacía pagar a precio de oro; ponía su sello por dinero; enviaba al Tesoro senatus consultos supuestos como si fuesen verdaderos, y de tales indignidades eran testigos las naciones extranjeras. Se firmaban tratados de federación, se daban reinos, se devolvía la independencia a pueblos y provincias, y las falsas tablas donde constaban tales cosas eran fijadas en el Capitolio ante el desconsolado pueblo romano. De este modo ha adquirido una sola casa (la de Marco Antonio) tan considerables riquezas, que, si se la pudiera obligar a restituirlas, no faltaría dinero en largo tiempo al pueblo romano. 

OCTAVA FILÍPICA


Pronunciada el 3 de febrero del 43 ante el Senado. Los embajadores enviados ante Marco Antonio regresan el primero de febrero a Roma, donde al día siguiente dan cuenta ante el Senado del desprecio de que habían sido objeto, de la insolencia de Antonio, de las condiciones que éste quería imponerles y, por tanto, dándole la razón a Cicerón en sus pronósticos.


DÉCIMA FILÍPICA (Fragmento)


"Con grandes esperanzas y casi con seguridad del éxito tomamos a nuestro cargo la causa de la independencia. Concedo, sin embargo, que los sucesos de la guerra son inciertos. Marte es inconstante; pero aun con peligro de la vida hay que combatir por la libertad. No; la vida no consiste en el aire que se respira, y es nula en el completamente siervo. Todas las naciones pueden sobrellevar la servidumbre; nuestra ciudad, no. La causa de ello es que aquéllas huyen del trabajo y del dolor y lo soportan todo por librarse de ellos, mientras nosotros hemos sido criados y educados por nuestros mayores de suerte que todos nuestros pensamientos y nuestros actos se relacionen con la virtud y la dignidad. Es un hecho tan feliz el de volver a ser libres, que ni la muerte debe esquivarse cuando se trata de recuperar la libertad. Si la inmortalidad se consiguiera ahora huyendo del peligro, preferible sería huir de ella, pues equivaldría a hacer eterna la servidumbre; y puesto que noche y día la muerte nos asedia y amenaza por todos lados, no es propio del hombre, y menos del romano, vacilar en restituir a la patria una vida que debe a la naturaleza"


DÉCIMOCUARTA FILÍPICA


La reunión del Senado tenía por objeto tratar de la situación a la vista de la carta enviada por el cónsul Hircio en que daba cuenta de la derrota de Marco Antonio junto a Módena. Tras la relación de los hechos, Servilio Isáurico propuso celebrar unos días de súplicas y que se levantase el estado de excepción. Cicerón en su discurso se opone a esta resolución insistiendo en la necesidad de liberar a Décimo Bruto, asediado en Módena, y de considerar a Marco Antonio como enemigo público del Estado; reclama, asimismo, honores para los generales vencedores y sus tropas, se lamenta de la envidia de los consulares hacia su persona y, tras hacer un elogio de los generales y de los soldados, acaba proponiendo que el Senado decrete cincuenta días de súplicas, la edificación de un monumento en honor de los muertos y la confirmación de las recompensas prometidas a los soldados, que se haría extensiva también a las familias de los difuntos. 


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viernes, 1 de mayo de 2015

SELOMOH IBN GABIROL

Los primeros grupos de judíos llegaron a la Península Ibérica poco después de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén (70 d. C.).

Bajo el dominio romano y en tiempos de los monarcas visigodos, se documenta su presencia en el litoral mediterráneo (Barcelona, Tarragona, Tortosa, Baleares, Orihuela, Elche), el valle del Guadalquivir, Granada, Toledo y Mérida. Los judíos se distinguían no por la raza, sino por su concepción religiosa, por sus creencias; en lo demás eran semejantes a los hispanorromanos.

Sin embargo, su situación cambió a raíz de la conversión del rey visigodo Recaredo al catolicismo (589). El rey Sisebuto (en el trono desde el 612) persiguió a los judíos en un intento de acabar con la disidencia religiosa que tenía visos de transformarse en disidencia social y política.

AL-ANDALUS

En estas condiciones, se comprende que los judíos recibieran a los invasores musulmanes del 711 como libertadores, tanto más cuanto los musulmanes consideraban que cristianos y judíos, por su condición monoteísta, por ser religiones del Libro, por compartir Patriarcas ancestrales, merecían un trato especial: se les toleraba e incluso se les garantizaba la seguridad personal.

En la España musulmana surgieron importantes comunidades judías en Granada, Jaén, Almería, Lucena, Sevilla, Tarragona, Barcelona, Zaragoza…

Hubo judíos que llegaron a ocupar cargos políticos de responsabilidad: por ejemplo, Hasday ben Saprut en tiempos de Abd-al-Rahman III (912-961) y Semuel ha-Naguid, quien hasta su muerte (1056) gobernó de hecho en el reino Zirí de Granada.

Los judíos andalusíes, que se consideraban descendientes de las más ilustres familias de Jerusalén, pensaron que era hora de independizarse del magisterio espiritual, jurídico, literario de Babilonia. Desarrollaron de forma autónoma la lingüística, los géneros literarios y los estudios bíblicos judíos. La mayoría hispanohebrea tenía el romance y el árabe como lenguas maternas. Para la Sinagoga quedaba como lengua sagrada la lengua hebrea.

Los últimos años del Califato de Córdoba y la época de los reinos de Taifas, hasta mediados del siglo XII, marcaron el momento de máximo esplendor para la comunidad hebrea de al-Andalus. El sabio Abraham ibn Ezra sirvió de puente para difundir por la España cristiana y por Europa los frutos abundantes de la cultura hispanohebrea, que había gozado ya de 200 años de esplendor.

En la Zaragoza de la primera mitad del siglo XI hubo un núcleo fecundo de literatos, poetas y pensadores, cuyo mayor representante fue Selomoh ibn Gabirol, conocido por los cristianos como Avicebrón.

VIDA Y OBRA

Selomoh ibn Gabirol vivió en la época de desintegración del Califato de Córdoba, cuando murió Al-Mansur (1002), se asentaron los beréberes y se formaron los reinos de Taifas.

La corta vida de Selomoh ibn Gabirol, nacido en Málaga en el 1021, prolongada poco más de treinta años, no le impidió ser recordado (Al-Hazirí, Abraham Ben David, Abenezrá), tener buena fama entre los poetas y los sabios de su época, e influir en autores judíos y cristianos. Influyó en la filosofía y la literatura a través de autores como Bahya ibn Paquda, Yehuda ha-Leví, Yehuda al-Harizi. Posteriormente, fue rechazado por Maimónides, por Tomás de Aquino. Pero también aceptado por Duns Escoto, la escuela franciscana, Baruch Spinoza.

Escribió sus obras filosóficas y, en general, su obra en prosa en lengua árabe. Reservó el hebreo para lo más personal: la poesía, por su intimidad y por ser el hebreo lengua sagrada en que podía cifrar un mensaje cabalístico, como en su obra “Keter-Malkut”.

En Málaga se refugiaron temporalmente Semuel ha-Naguid ibn Nagrela, para quien Ibn Gabirol compuso algunos poemas elegíacos, y Aben Házam, con quien Ibn Gabirol entabló amistad. Semuel ha-Naguid volvió a Granada. Por su cultura y sus dotes de calígrafo entró en la corte zirí de Granada. Semuel fue el “nagid”, cabeza de las comunidades judías, y, a la vez, secretario y consejero de dos reyes, Habus y Badis.

TAIFA DE SARAQUSTA

Selomoh ibn Gabirol, con pocos años de edad, emigró a Zaragoza, donde eran protegidas las letras. Zaragoza, en tiempos de Ahmed I, era una de las ciudades más ricas de al-Andalus y con muchos habitantes judíos, con intelectuales salidos de Córdoba.




Ibn Gabirol halló un mecenas, el alto dignatario Yequtiel ben Isaac ibn Hasan, a quien el poeta dedicó dos poemas, uno de alabanza y otro elegíaco.

La envidia y la burla le hicieron difícil la existencia al poeta. Quedó huérfano a edad temprana, y tuvo que valerse de mecenas para subsistir. Sobre el 1045 se fue de Zaragoza, posiblemente por las envidias que suscitaba entre los pseudopoetas que suelen rodear a los mecenas. Selomoh ibn Gabirol fue poeta precoz que se enfrentó con los de su generación; conocía su propia valía y no se doblegaba.

GHARNATAH AL-YAHUD

Cuando salió de Zaragoza, se dirigió a Granada, donde su relación con Semuel ha-Naguid ibn Nagrela fue fluctuante, llena de altibajos, lo que no impidió que le dedicara poemas de admiración. Aunque buscaba amistad, encontraba soledad. Pero buscó refugio en el Ser Supremo, su “Roca”. La fecha de su muerte es incierta, se localiza en Valencia entre 1053 y 1058.

OBRAS

Cuando tenía 19 o 20 años redactó una gramática, “Anaq” (‘El collar’), de la que se conservan pocos versos, una cuarta parte, y ya manifestó el valor intrínseco de la lengua hebrea.

Se le atribuye, sin argumentos seguros, la redacción de una colección de máximas, “Selección de perlas”, en árabe (1045). Se inicia con un capítulo dedicado a la sabiduría, y casi todos los capítulos se introducen con las palabras “dijo el sabio…”. La búsqueda de la sabiduría ocupa un lugar preponderante en toda la producción de Selomoh ibn Gabirol. Él diferencia entre el saber como conocimiento intelectual y la “sabiduría del corazón” (verdadera). La sabiduría que no se expresa en actos no es tal. Para que se exprese en actos es importante la disciplina moral.

Hacia la misma fecha se sitúa su tratado práctico de educación, “Corrección de caracteres”, con una perspectiva racional, psicológica y fisiológica, acerca de los 20 tipos fundamentales. Sus deducciones éticas son confirmadas con citas de la Escritura.

Escribió una obra metafísica, “Fuente de la Vida”, con una visión neoplatónica del Universo, según la cual expresa que la “emanación” y la “creación” no se contraponen, sino que se complementan; estas son ideas de Plotino y de la escuela de Alejandría. El libro está compuesto como diálogo entre maestro y discípulo. El original árabe del libro se perdió, pero esta obra se conoció (y se difundió entre los cristianos) por haberse traducido al latín (“Fons Vitae”) en la Escuela de Traductores de Toledo en la segunda mitad del siglo XII y por haberse conservado un extracto en versión hebrea. En esta obra el autor afirma: “lo que es más necesario conocer en cuanto conocimiento es conocerse a sí mismo, a fin de que de esa manera el hombre conozca claramente las cosas que están fuera de él, pues su esencia comprende todas las cosas y las penetra, y todas las cosas están sometidas a su poder.”

POESÍA

Los poetas hispanohebreos de su tiempo se dejaron impregnar por las formas métricas árabes, ya intentaban transformar las estructuras poéticas (con rimas internas, con estrofas y estribillo) y Selomoh ibn Gabirol está considerado el primer poeta que introdujo con regularidad en el hebreo los metros árabes y uno de los primeros, junto con Selomoh ha-Naguid, en utilizar la “moaxaja”. También utilizó el zéjel árabe, el pizmón hebraico, la “aryuza” (verso de rima interna) y destacó por crear nuevas palabras para la lengua hebrea.

A pesar de todo, los poetas hispanohebreos no abandonaron la técnica hebrea antigua del verso libre sin rima, y de versos de longitud desigual, donde prima el ritmo y el contenido sobre el patrón métrico (caso de la obra “Keter-Malkut”).

Perfiló Ibn Gabirol una poesía más convencional, de acuerdo con los modelos hispanoárabes, y otra más personal, donde con fuerza inusitada para su época expresó sus sentimientos y sus luchas íntimas, como en estos versos:

Ayer adquirí un poco de inteligencia
y el destino se apresuró a pedir su precio.
Mientras viva cabalgaré para adquirir inteligencia,
aunque el destino no quiera aparejar su montura.
No flaqueará mi corazón a causa de mi destino
sino que cumplirá su voto sin anularlo.

Realmente, Selomoh Ibn Gabirol es uno de los más grandes líricos de la Edad Media y merece un puesto de honor en la enseñanza de la Literatura universal.

Escribió sentidas elegías (por las muertes de su padre y de su mecenas, Yequtiel), así como poesía, incluso moaxajas, para ceremonias (“piyutim”, ‘salmos’), donde los versículos bíblicos eran repetidos por los fieles a modo de estribillo, poesía íntima, cordial, casi mística, para las sinagogas, en la que se hacía portavoz del sentir religioso de su pueblo. Introdujo diálogos dramáticos (por ejemplo, entre el alma y el cuerpo; entre Israel y Dios), temas cosmológicos, asuntos esotéricos, a veces adopta tintes nacionalistas (deseo de la pronta llegada del Mesías).






En otras composiciones, sin embargo, revela pesimismo existencial, decepción profunda, proyectados o reflejados en la naturaleza; o enfrentamiento a sus contemporáneos, ignorantes, con sátiras amargas, donde desahoga un pesimismo nacido de la conciencia de la debilidad del hombre, de la lucha interna entre su corporeidad y su espíritu, y de su impotencia para alcanzar la meta del conocimiento.

KETER-MALKUT

En su gran libro “Keter-Malkut” (título que debe traducirse correctamente como “La Corona-El Reino”) se condensa la unidad de su vida y de su conocimiento esotérico, expresa lo esencial de su pensamiento religioso y filosófico, e integra cábala, astrología y un alto sentido místico.

Este libro consta de una breve introducción y de 40 cantos en prosa rimada de estilo coránico: primero, alaba la grandeza de Dios y enumera sus atributos; en el canto octavo, por ejemplo, exclama el poeta:

Tú eres Dios, y todos los seres son tus siervos
y tus adoradores.
Y nada le falta a tu gloria
a pesar de aquellos que adoran a otros que a Ti;
pues son como ciegos
cuyo deseo sería seguir la vía real,
pero se apartan del camino.
Uno se ahoga en el pozo de la corrupción,
y otro cae en el abismo;
todos se imaginan haber cumplido su deseo.
Pero en vano se han cansado.

Mas tus siervos son clarividentes:
siguen un camino recto,
y no se apartan ni a derecha ni a izquierda
de la ruta,
hasta que han llegado al atrio de la morada real.

Después, en los cantos del centro del libro, describe los cuatro elementos y, con sus correlatos planetarios, las esferas de la Creación, los diez sephirotes o dimensiones espaciales del Cosmos, que constituyen el camino del Alma hasta encontrar a Dios; he aquí unos versos, los del canto 28, donde habla de espacios reservados por Dios para las Almas que se santifican y para las de los condenados:

¿Quién podrá descubrir tus arcanos?
Dispusiste en el Cielo habitaciones secretas
y lugares ocultos.
Cosas sorprendentes se cuentan al respecto,
y se citan cosas milagrosas.

Son receptáculos de vida
para las almas puras e inocentes,
son receptáculos de dicha
para aquellos que se arrepintieron de su pecado.

Son en fin receptáculos de fuego, de brasa y de azufre
para aquellos que han transgredido
el pacto de la alianza,
receptáculos: abismos profundos en donde el fuego
jamás se apaga,
en donde aquel que el Eterno condena caerá;
receptáculos de tormenta y torbellinos,
de heladas y de frío,
receptáculos de granizo y de hielo
y de sequedad y de nieve,
de calor también y derramamientos,
de torrentes,
de vapor, escarcha, nubes, nieblas,
de profunda oscuridad y de tinieblas.

Y todo ello preparado a su tiempo,
bien sea para castigo de la tierra,
bien para misericordia con aquel
que se santificó.

La parte “astrológica” se encuentra en el centro del poema, como si fuera el corazón, el vínculo entre Dios (tratado en la primera parte) y el hombre (tratado en tercer lugar). 

Finalmente, en “Keter-Malkut”, sabiéndose el autor concupiscente y miserable, suplica el perdón de sus pecados y se hace partícipe del destierro, penitencia del pueblo de Israel, que clama por volver a Dios. El destierro se aprecia como trance de purificación, a través de los sephirotes, del Alma (Israel) para unirse con Dios. Pero no todos los poemas de Ibn Gabirol se pueden interpretar místicamente (Dios-Amado; Alma-Amante), sino que lo más patente es una referencia al pueblo judío como tal.

Lo más sorprendente es que la poesía medieval hispanoárabe e hispanohebrea apenas ocupa un lugar en los manuales de literatura española. El conocimiento que se da es incompleto, abstracto. ¿Cuántos estudiantes españoles han leído una casida clásica o modernista, o una “risala”, o un poema sinagogal, o un zéjel o una moaxaja completa con su jarcha romance, escritos en la España del medievo?

JORNADAS DE CULTURA HEBREA ABRIL 2016



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domingo, 15 de febrero de 2015

LUCY, DE LUC BESSON


El francés Luc Besson empezó a descollar como director con las películas “Subway” (1984) y “Le grand bleu” (1988). Su película “La Femme Nikita” (1990), con la actriz Anne Parillaud, tuvo tal repercusión, que hubo una versión americana dirigida por John Badham (Point of No Return, 1993). Otras películas como “Léon” (1994), con Jean Réno, “Le cinquième élément” (1997), “Jeanne d’Arc” (1999), ambas con Mila Jovovic, han hecho de este director alguien que efectivamente compite por igual con directores como George Lucas y Steven Spielberg.

En “Le cinquième élément”, Luc Besson ya dejaba, entre la trepidante y bien llevada acción de la película, ciertas pistas alquímicas muy interesantes. En “Lucy” vuelve a incidir en un aspecto complementario. Quizá sea que en las venas de la gente francesa aún corre la savia de los antiguos alquimistas, de los antiguos secretos de los galos. Igual que en “Le cinquième élement” hay que hacer ciertas salvedades que no siguen en rigor las pautas herméticas, en “Lucy” se debe hacer lo mismo.

“Lucy” pone el proceso de transformación de una mujer, interpretada por una guapísima Scarlett Johansson (doblada en las escenas de acción por Laurianne Rouault), en unos pocos días, aunque para el trabajo hermético es un proceso que suele ocupar años de paciente trabajo. Luc Besson supone que esa transformación es posible con el uso de una droga muy fuerte, pero es un apoyo ficticio para hablarle a un público moderno. El verdadero artífice alquimista sabe qué sustancias deben ser usadas y en qué proporción.

Tiene este film la virtud de una plástica, de un lenguaje visual excelente, directo, y de cierto talante didáctico, que se expresa en el personaje del profesor Samuel Norman, interpretado por Morgan Freeman, el cual ve materializada su hipótesis en la realidad, en la protagonista Lucy. La hipótesis consiste en la posibilidad de que el ser humano puede llegar a utilizar el potencial 100% de sus facultades cerebrales. Es un hecho probado que el ser humano actualmente sólo utiliza una parte reducida de las áreas cerebrales.

Partiendo de que esa tal droga sólo es “una forma de hablar” a un público moderno que no sabe qué es el mercurio ni el azufre de los alquimistas y de que las drogas no son el modo hermético de obtener el 100% de rendimiento cerebral, la protagonista, Lucy, va obteniendo los poderes perceptivos y facultades espacio-temporales conforme aumenta su proceso, que no es evolutivo, sino de “revolución de la conciencia”, como advertía el profesor Norman. La mujer va adquiriendo capacidad de concentración, de agilidad, de movimiento eficaz; puede saber el estado clínico de las personas (del cerebro de un paciente y del riñón y del estado general de una amiga), puede percibir la savia vital de un árbol en la calle; y eso se llama CLARIVIDENCIA.

A la vez hay transformaciones psíquicas normales cuando uno eleva su nivel de conciencia, pues la mujer se desinteresa de todas las preocupaciones y de los miedos del resto de las personas. Las nociones que le vienen se multiplican: así, siente su propia corriente sanguínea, la sensación de su latencia antes de salir del vientre de su madre y de su salida en el parto, la unidad de todos los seres vivos y de toda la creación. El espectador –por la imagen cinematográfica- puede llegar a ver los torrentes sanguíneos, las energías nerviosas, el dinamismo interno de Lucy. Además, ésta desarrolla una sensibilidad sentimental hacia las percepciones, con lo cual su incipiente carácter sobrehumano no le hace perder los sentimientos. Esto se llama INSPIRACIÓN.

Luc Besson directamente ilustra con los coloquios y las imágenes cómo Lucy desarrolla la capacidad de ver a distancia los objetos y la oficina del policía, las identidades y las ciudades de los ‘mulas’ de la droga con los que ella ha compartido similar y triste destino, así como la capacidad de comprender y hablar lenguas desconocidas para ella, de asimilar enormes cantidades de información científica del profesor Norman y de evocar los recuerdos íntimos de una persona a la que no conoce.

Además, Lucy puede sentir y actuar sobre las fuerzas electromagnéticas (radio, televisión, teléfono, ordenador). La capacidad de actuar ya le confiere un grado de voluntad sobre la naturaleza que no es lo habitual entre los humanos. La protagonista puede ponerse en contacto con las ondas de las llamadas telefónicas de los mafiosos coreanos y descifrar sus mensajes, pero también por ese poder se pone en habla con el profesor Norman para decirle que ella la comprende porque es un ejemplo vivo de eso mismo y necesita verle para darle la información de su caso particular.

Lo bueno de todo esto es que el proceso no se queda en diálogos abstractos, verbales, sino que se ve en imágenes, en hechos, en acción, en imágenes de los flujos sanguíneos, energéticos. Aunque sí hay una aclaración verbal importante: Lucy dice que hay obstáculos, resistencias del organismo, y en esto coincide también con los alquimistas, porque los procesos transformativos requieren maduración y paciencia.

Asombroso es cuando Lucy puede dejar dormidos a todos los agentes de un cuerpo de policía y dejarse acompañar por uno para que sea su guía, o su amor, según queda insinuado. A pesar de su  voluntad y de su carácter sobrehumanos, no deja de ser una mujer con sentimientos hacia el hombre y hacia el género humano, pues quiere recuperar todos los paquetes de la droga para utilizarlos en beneficio de la recuperación psicosomática de los enfermos. En este sentido tiene algo que recuerda la figura mítica de Prometeo. Resulta alucinante que también deje desarmados y suspendidos en el aire o inmovilizados a los pistoleros de la mafia coreana, enfrentándose a ellos desde las fuerzas superiores del hiperespacio que los dejan ingraves. Esto se llama CONCIENCIA SUPERLATIVA DEL SER, y el ser es quien realiza esos prodigios.

Hacia el final del proceso asume el poder del recuerdo del origen de la tierra y del hombre (retrocediendo en siglos, milenios, eras geológicas en un solo lugar de la Tierra) y la conciencia del universo, sus galaxias y sus poderes creadores cuánticos, cósmicos. Esto se llama INTUICIÓN.




Pero el punto final de Lucy es llegar a lo que llegó Fulcanelli cuando éste terminó la Gran Obra alquímica, motivo por el cual los agentes norteamericanos no llegaron a encontrar a Fulcanelli.

Fulcanelli, notable físico nuclear y gran alquimista francés, fue autor de dos valiosísimas obras de alquimia: “El misterio de las catedrales” (1926) y “Las moradas filosofales” (1930), que contiene los secretos de la Gran Obra.

Eugene Canseliet, el hombre más próximo a Fulcanelli, afirma que conoció a su maestro en España en 1954, que la llamada para ir a España la recibió de alguna manera paranormal y que se fue a Sevilla, donde alguien se reuniría con él. Canseliet fue llevado a un palacio en la montaña que le daba la sensación de ser un refugio secreto de distinguidos alquimistas e incluso Adeptos. Le mostraron un laboratorio donde poder trabajar y experimentar.

Eugene Canseliet, su discípulo, dejó escrito que Basilio Valentín, monje benedictino alemán, fue el iniciador de Fulcanelli y quien dejó una carta reveladora donde anuncia a Fulcanelli: “habéis verdaderamente recibido el Don de Dios”, “lo habéis merecido justamente”, “elevado y oculto conocimiento que os pertenece por derecho y que es totalmente personal”, “sois bueno, y es propiamente por esta gran virtud que Dios ha puesto sobre vuestra frente la diadema de la verdadera realeza. Él sabe que haréis un noble uso del cetro”, “ya disponéis de la vara mágica que cumple todos los milagros”. Entre 1922 y 1925 el maestro Fulcanelli recibió el ‘Donum Dei’ (Don de Dios).

Desde que publicó “Las moradas filosofales” (1930), Fulcanelli se perdió en el misterio. Nadie ha entendido este libro, porque para entenderlo es necesario haber realizado lo que dice.

En 1937, Jacques Bergier se entrevistó con Fulcanelli. Jacques Bergier era asistente del físico nuclear André Helbronner y buscaba la energía nuclear, la radioactividad. Fulcanelli le avisó severamente: “los trabajos a que se dedican ustedes y sus semejantes son terriblemente peligrosos. Y no son sólo ustedes los que están en peligro, sino la Humanidad entera”; “los alquimistas lo saben desde hace mucho tiempo”; después Fulcanelli leyó un párrafo de la obra “L’interprétation du radium” de Frederic Soddy: “pienso que existieron en el pasado civilizaciones que conocieron la energía del átomo y que fueron totalmente destruidas por el mal uso de esa energía”.

Fulcanelli prosiguió: “los alquimistas mezclaban preocupaciones morales y religiosas con sus experimentos, mientras que la Física moderna nació en el siglo XVIII de la diversión de algunos señores y de algunos ricos libertinos”. Después, a una pregunta de Bergier, respondió: “me pide usted que resuma en cuatro minutos cuatro mil años de filosofía y los esfuerzos de toda mi vida. Me pide, además, que le traduzca en lenguaje claro conceptos que no admiten el lenguaje claro. (…) El secreto de la alquimia es éste: existe un medio de manipular la materia y la energía de manera que se produzca lo que los científicos contemporáneos llamarían ‘un campo de fuerza’. Este ‘campo de fuerza’ actúa sobre el observador y le coloca en una situación privilegiada frente al Universo. Desde este punto privilegiado tiene acceso a realidades que el espacio y el tiempo, la materia y la energía suelen ocultarnos. Es lo que llamamos la Gran Obra.” “Lo esencial es la transmutación del propio experimentador.”

Después de la segunda Guerra Mundial, Fulcanelli sobrevivió y desapareció completamente después de la Liberación. Todas las gestiones para encontrarlo fracasaron. Cierto servicio secreto, la comisión Alsos, patrocinada por la CIA americana, después de 1945, tenía órdenes muy estrictas de encontrar a todos quienes hubiesen tenido alguna relación con la ciencia atómica en Europa. Estuvieron buscando a Fulcanelli, porque él fue un experto físico nuclear, para arrancarle alguna información, pero, afortunadamente, él supo evadirse y ahora está en ciertos lugares secretos que son, a su vez, templos y monasterios.

Bergier fue llamado a declarar. En el interrogatorio, pudo examinar el primer documento conocido sobre la utilización militar del átomo. Bergier comprobó que la descripción científica del documento, incluso la posibilidad de contaminación atmosférica por radiactividad, coincidía con lo que le había predicho Fulcanelli en 1937. Fulcanelli era una prueba fehaciente de que la ciencia alquímica llevaba muchas décadas de ventaja a la ciencia oficial. Fulcanelli desapareció, Lucy también desaparece para estar "en todas partes".

Volvemos a la invitación propuesta por Luc Besson al final de su película a cada espectador: ¿vas a desarrollar el 100% de tu capacidad cerebral? ¿o vas a seguir como uno más entre millones de humanos, como se decía al principio de la película?

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BREOGHAN

Durante la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, durante milenios, existió un camino comercial y migratorio desde el Cáucaso –pasando por el mar Negro, Anatolia, Grecia, Fenicia, Chipre, Creta, Sicilia, España- hasta Gran Bretaña y Escandinavia.

Un estudio dirigido por el catedrático de Oxford Bryan Sykes revela que el pueblo indígena británico e irlandés desciende de una tribu de España que cruzó el golfo de Vizcaya. El análisis del ADN muestra que tienen una huella digital de genética casi idéntica a la de los habitantes de las regiones costeras españolas, cuyos antepasados migraron hacia el norte hacia el año 5.000 a. C.

Magog, hijo de Japhet, hijo de Noé, vivió en la Escitia griega.
Baath, el primogénito de Magog, tuvo un hijo llamado Fenius Farsiath. Éste fue uno de los tres jefes principales que construyeron la torre de Nimrod. Fenius, rey de Escitia, dejó el reino a su hijo Nél.

Nél, el hijo de Fenius, había nacido en la torre de Nimrod y recibido instrucción en las diversas lenguas que se habían visto separadas en la torre. Gracias a sus conocimientos lingüísticos, Nél pudo abandonar Escitia. Nél es de origen greco-escita, de Anatolia o de su entorno.

El faraón Cingris (quizá Ramsés II) de Egipto se enteró de los conocimientos portentosos de Nél y lo invitó a su presencia. Nél aceptó, fue allí, fue contemporáneo de Moisés en Egipto y después de cierto tiempo el faraón le entregó herencia, tierras y a su hija Escota como esposa. Escota dio a Nél un hijo llamado Gaedhel Glas, de donde vendrá el término “gaélico”; de Escota viene el término “escoto”. A Gaedhel Glas se le considera la cabeza primitiva de la tribu de los Gaedhil. A este ancestro el mismo Moisés libra milagrosamente del ataque de una serpiente que se había enroscado en su cuerpo y le había dejado unas marcas verdes (“glas”) en los lugares donde le había atenazado el animal. Nél ayudó a Moisés en Egipto.

Después de la muerte del faraón Cingris, ahogado con su ejército en el mar Rojo, el clan de Gaedhel Glas, hijo de Nél, abandonó Egipto y durante más de 300 años recorrió el mar Mediterráneo, hasta que por fin, siendo Brath su jefe, llegó a España y formó un reino duradero, Brigantia. Aumentó en gran número su población y se hicieron poderosos. A Brath, caudillo de los escotos en España, le sucedió en el reino su hijo Breoghan.


Breogán, Breoghan o Bregant, hijo de Bratha, fue rey de Brigantia. Fundó el asentamiento de Brigantia y construyó la torre de Breogán, próxima al mar.

El reino de Brigantia puede guardar relación con la extensión de los topónimos con “briga” existentes en el sudoeste de España y Portugal y en el noroeste y en la cornisa cantábrica, topónimos que indican primitivos asentamientos fortificados de un clan céltico, el clan de los escotos de Breogán. El mayor número de topónimos con “briga” de toda Europa se encuentra en el occidente atlántico de la península Ibérica y se extiende hasta más allá del centro de España. Dichos topónimos se hallan en España, en Portugal, en Irlanda (la llanura de Breogán, lugares con el nombre de descendientes de Breogán). Breoghan tuvo diez hijos: Bregh, Cuala, Cuaionge, Blas, Fuad, Muirthemne, Eble, Nar, Ith y Bíle. Bíle, rey de los escitas de España, tendrá un hijo, Golamh.

Gollamh deseó conocer a sus antepasados. Pidió permiso, compañeros y barcos para el viaje, y le fueron concedidos. Viajó con cuatro barcos.

Reinaba en Escitia en ese momento Reffloir, hijo de Nem, descendiente de Noenbal. Gollamh fue bien recibido. El rey le dio en matrimonio a su hija Seng. Gollamh tuvo dos hijos, Donn (Eber Donn) y Erech. Reffloir, el rey, envidioso de su fama y su poder, llegó a temer tanto a Gollamh, que lo desafió. En singular combate, cayó mortalmente Reffloir. Gollamh se fue de Escitia, dejó a la mujer, pero se marchó con sus dos hijos y sus seguidores.

El historiador Heródoto dice que, según los guardias macedonios, los frigios de Anatolia se llamaban “briges” antes de su paso desde el sureste de Europa por el estrecho de Briges, y que hasta que no estuvieron en Asia Menor no adoptaron su nuevo nombre. La lengua frigia se emparenta con el tracio, el armenio y el griego. Los frigios crearon un reino potente, con el rey Midas, hacia el siglo VIII a. C. que sucumbió con los ataques cimerios.

Gollamh, después de abandonar Escitia, vivió con un grupo de seguidores en Egipto, donde se casó con Escota, hija del faraón Nectonebo. Tuvo dos hijos: Emer Fionn y Amergin. Herodoto habla de la existencia de escitas “amyrgians” que usaban gorro puntiagudo y eran consumados arqueros. Y luego visitó lugares de Tracia, Dacia, Gotia y navegó por el mar Mediterráneo a España para asentarse al fin con su gente en Brigantia.

Golamh llegó desde Egipto hasta el sur de Portugal 150 años después de la desaparición del reino de Tartessos y de su último rey Gárgoris, apodado Meliola por su habilidad en fabricar miel. España estaba dividida en provincias con diversos príncipes. Por esa razón fue más fácil y rápido para Golamh derrotar en menos de un año a los españoles en diversos combates.

La estancia de Golamh en el sudoeste de la península Ibérica, donde su pueblo creció, y su posterior migración a Galicia indican la relación entre Tartessos y el noroeste de la península Ibérica por las rutas terrestre y marítima de comercio de metales (cobre, zinc, estaño, plata y oro).

Al llegar a Galicia, los hombres de Gollamh encontraron la ciudad de Brigantia vacía ante ellos, pues, a poco de marcharse Gollamh, su abuelo Breogán murió y el odio de los pueblos enemigos sometidos persiguió a los gaeidhil, los dispersó y obligó a refugiarse en los países vecinos.

Gollamh se asentó con sus hombres en Brigantia e invitó a todas las gentes de gaeidhil de todos los lugares por donde se habían dispersado a retornar, y muchos acudieron. El clan aumentó. Después de muchas batallas, Gollamh fue llamado Mil de Spann por sus grandes victorias sobre suelo ibero. Él puebla y gobierna el reino de Brigantia desde Crunna (la Coruña). Mil recibe su nombre como alabanza de sus gestas guerreras. En España, en la torre de Breogán, nacerían sus hijos Eremon y Erannan.




Miled o Mil de España, el guerrero de Brigantia, y sus cuatro hijos, Ir, Heber, Eremon y Donn, conquistadores de Irlanda, son descendientes de Breogán y de sus antepasados escitas (Bratha).

En el siglo II a. C., Décimo Junio Bruto fue enviado a luchar contra los pueblos del noroeste peninsular. En las guerras de Lusitania, sus legiones lucharon contra los temibles “galaeci” que habitaban el curso alto del río Duero y Galicia, región llamada por los romanos Gallaecia. Los romanos, pese a su poder militar, no lograron doblegarlos.

Durante la estancia de Mil en Egipto, éste tuvo dos hijos con Escota: Emer Fionn y Amergín; este último, poeta, será famoso por su “Canto al Mar” en la conquista de Irlanda. Este Canto se convierte en el primer poema conocido en suelo español.

Amergín participa en la expedición de los guerreros de Brigantia a Irlanda para vengar la muerte de su tío Ith, hijo de Breoghan, asesinado por los habitantes de Irlanda, los Tuatha De Danann.

Venganza de la muerte de Ith.

Los hijos de Mil, en cinco barcos, navegaron a Irlanda. Sus líderes era cuarenta jefes, con Donn, hijo de Mil, a la cabeza. Conquistaron la noble Irlanda a los Tuatha Dé Danann.

Los Tuatha Dé Danann mucho tiempo antes habían vivido en Grecia, donde se aliaron con los atenienses en sus guerras contra los atlantes filisteos (uno de los “Pueblos del Mar”). Como los Tuatha eran grandes conocedores de la Magia durante su estancia en Grecia, en su guerra de apoyo a los atenienses, cuando un guerrero ateniense moría en batalla, por la noche lo sometían a su magia y lograban hacerle volver al combate al día siguiente ante la sorpresa de sus enemigos.

“Pueblos del Mar” fueron los primitivos aqueos (akawasha) de Mileto, los tirsenos (tursha) de Tartessos (y de Etruria), los sículos (sheklesh) de Sicilia, del mar Cantábrico y de Inglaterra, los cecos de Dor (Canaán), los filisteos (peleset) de Palestina, los danauna de Anatolia, los sardos (shirdana), los licios (lukka).

Los “Pueblos del Mar” desde la península de los Balcanes, Anatolia y el mar Egeo incordiaron a los faraones egipcios Merenphtah (hacia 1219 a. C.) y Ramsés III (hacia 1178 a. C.), destruyeron la civilización hitita y se dispersaron por todo el Mediterráneo hasta Iberia alrededor del siglo XII, época de la destrucción de Troya. Uno de los clanes de los “Pueblos del Mar” fue Danana o Danauna, que coinciden en nombre y cronología con los Tuatha Dé Danann, ‘los hijos de la diosa Dana’, que conquistó Irlanda mucho antes de la llegada de los milesios españoles. De hecho, vinieron a través de Escandinavia y se habían reunido en las islas del norte de Escocia en la época en que los griegos se preparaban para atacar Troya después del rapto de Helena (hacia el siglo XII a. C.)

Desde España se produjo la invasión de los Milesios, los hijos de Mil de España, la última raza que conquistó Irlanda, aunque con diversas aventuras mágicas y guerreras. Los Tuatha Dé Danann hicieron tan difícil a los Milesios la vida, que ambos pueblos tuvieron que pactar y distribuirse: por una parte, los Tuatha Dé Danann se hicieron invisibles e inmortales y ocuparon los "sidhe" repartidos por su compañero Mananan Mac Lir y, por otra parte, los Milesios ocuparon tierra firme. Los Tuatha Dé Danann  pasaron a ser los dioses de los Milesios.

Se dirimieron las disputas entre Eremon y Eber por la primacía. Amergín murió cuando su hermano Eremhon reinaba en Irlanda. Eremhon fue así el primer rey de Irlanda del clan de los escotos de Brigantia. Otros reyes famosos de la línea de los milesios fueron Tighernmas (el séptimo), Ollamh Fodla (el vigésimo primero), Nial de los Nueve Rehenes (siglo IV d. C.), Con de las Cien Batallas y otros más.

Históricamente, los brigantes del Cantábrico derrotados y expulsados de España por las legiones romanas de Octavio irían desde España a Irlanda y desde Irlanda hasta Gran Bretaña, al primitivo reino de Northumbria (Yorkshire, Lancashire, Dirham, Westmorland, Cumberland), y hacia el Ulster. Conchubar fue rey milesio del Ulster, y Cuchulainn perteneció a su corte (época del poeta latino Virgilio). Caratacos llegó a ser caudillo de los silures y rey de Brigantia en Inglaterra (época de Calígula).

Dentro de la órbita del pensamiento anglosajón, algunos especialistas han considerado fantásticas algunas noticias dadas por los “Anales de Inishfallen”, aparte de los datos históricos considerados ciertos. Pero la alcurnia de muchas familias nobles de Irlanda, Escocia e Inglaterra se remonta a los citados Ir, Eber, Eremon y Donn, los hijos de Mil de Spann.

Bibliografía
G. Keating, Foras Feasa ar Éirinn (Historia de Irlanda)
Leabhar na gabhala o Libro de las invasiones
E. O’Curry, Manners and Customs of the Ancient Irish
Ramón Sainero, El origen de los celtas del reino de Brigantia
Mar García, artículo en web.

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