domingo, 19 de octubre de 2014

PLUTARCO: VIDA DE MARCO ANTONIO (II)

Plutarco de Queronea, en todas sus obras, sean morales o históricas, se interesó por la reflexión moral. La más célebre es la llamada “Vidas paralelas” (escrita entre 105-115), una galería de retratos de personajes anteriores a su época. Si Plutarco quiso en ellas recrear vidas edificantes que estimularan los nobles sentimientos innatos del alma humana, sin embargo en las “Vidas de Demetrio y Antonio” (se refiere a Marco Antonio) nos ofreció dos ejemplos de LO QUE SE DEBE EVITAR. Demetrio y Marco Antonio, por tanto, son dos contraejemplos. Lo que les hunde es su INCAPACIDAD DE DISCERNIR ENTRE EL VICIO Y LA VIRTUD, que se revela especialmente POR LOS MANEJOS DE LOS ADULADORES QUE LOS RODEAN.

Vida de Marco Antonio (II)

Debido a la tardanza de Marco Antonio para comenzar la guerra contra los Partos, Octaviano tuvo tiempo de sobra para prepararse para la guerra contra Marco Antonio.

Por haber sido insultados por Cleopatra, Munacio Planco y su sobrino Ticio, amigos de Marco Antonio, se pasaron al bando de Octaviano, y se convirtieron en delatores de la última voluntad de Marco Antonio, pues conocían su testamento. Las Vestales le dijeron a Octaviano que él en persona tenía que recoger el testamento; él leyó las cartas del testamento primero anotándolas, luego ante el Senado, y allí insistió en lo que Marco Antonio dispuso sobre su forma de enterramiento: pedía una procesión por el Foro romano y ser llevado a Alejandría para entregar su cuerpo a Cleopatra.

Los aduladores de Cleopatra echaron a otros amigos de Marco Antonio que no podían soportar TANTA ALEGRE VANIDAD, TANTO EXCESO; entre ellos, Marco Julio Silano y Delio, el historiador.

Pero fue Calvisio Sabino, un defensor de Julio César en los Idus de marzo, y compañero de Octaviano, quien añadió otras cinco acusaciones contra Marco Antonio en relación con Cleopatra. Una de ellas era que, en medio de las audiencias de tetrarcas y de reyes, leía las cartas lascivas de amor escritas en ónice y cristal que había recibido de ella.

Los partidarios de Marco Antonio en Roma le enviaron el mensaje de que tomara en consideración que él podía ser depuesto de su cargo y declarado enemigo de Roma. El emisario del mensaje fue vejado y deshonrado por Cleopatra. Marco Antonio SE ENFADÓ cuando el mensajero por fin le pudo decir: todo estaría mejor, si estuviera Cleopatra lejos.

En cuanto Octaviano tuvo todo preparado, decretó que se declarara la guerra a Cleopatra y que se le retiraran a Marco Antonio las atribuciones que le correspondían, PORQUE LAS HABÍA CEDIDO A UNA MUJER: fue depuesto del cargo de cónsul, y se disolvió el triunvirato. Octaviano afirmó que Marco Antonio NO ESTABA EN SU SER, debido a las pócimas de Cleopatra, y que eran los eunucos Mardion y Potino y eran Ira, la peluquera de Cleopatra, y Carmión quienes llevaban las riendas del poder.

Se cuenta que antes de la guerra hubo diversas señales nefastas: en Pésaro, en Alba Longa, en Patrás, en Atenas, en la misma escuadra de Cleopatra. En Alba Longa, de una de las estatuas de mármol de Marco Antonio brotó un sudor imparable durante muchos días. Este prodigio se interpretó así: los ancestros de Roma rechazaban a Marco Antonio, SU TRAIDOR.

Reúnen Octaviano y Marco Antonio sus respectivos ejércitos. Se van a enfrentar en Accio (Nicópolis), en territorio griego. Aunque Octaviano mismo quería luchar por tierra y aunque Canidio aconseja a Marco Antonio la conveniencia de luchar por tierra, estaba éste TAN SOMETIDO a Cleopatra, que por ella decide que la acción militar sea por mar. Pero Cleopatra pensaba ya en la fuga, y disponía sus fuerzas navales no para vencer, sino para asegurarse la retirada. Se hacen los primeros movimientos de ataque. Domicio Enobarbo, con fiebre, y los reyes Amintas y Deyotaro abandonaron a Marco Antonio y se pasaron al bando de Octaviano.

Octaviano trató de capturar a Marco Antonio, pero sin éxito. Éste quemó las naves egipcias, salvo sesenta. Un centurión reprochó a Marco Antonio: “desprecias mis heridas y mi espada, danos una tierra sobre la que luchar, morir o vencer”. Marco Antonio se limitó a hacerle una señal con la mano y con el rostro y  PASÓ DE LARGO. Aunque Marco Antonio no tenía grandes esperanzas, llegó a obligar a los jefes que querían abandonar sus puestos a permanecer en ellos para que no se escapara ningún enemigo que huyese.

Después de cuatro días de espera a causa del mar encrespado, hay movimientos navales. El enfrentamiento era más propio de una batalla en tierra o del asedio de una ciudad amurallada. De improviso las naves de Cleopatra izaron las velas para salir de los que luchaban, pero causan gran confusión.

Quedó totalmente claro que Marco Antonio se ocupaba de los asuntos no como general ni como hombre que estuviera en su sano juicio, sino COMO SI ESTUVIERA ABDUCIDO Y ATRAPADO POR UNA MUJER. En cuanto que la nave de Cleopatra se alejaba, Marco Antonio lo olvidó todo y así TRAICIONÓ Y ABANDONÓ A LOS QUE LUCHABAN Y MORÍAN POR ÉL. Se subió a un barco sólo con dos acompañantes y salió en busca de la mujer que le había ocasionado la ruina. Llegó al barco de la egipcia, no pudo verla, se sentó en silencio cubriéndose la cabeza con ambas manos. Después de una escaramuza con un hombre de Octaviano, volvió a la melancolía de antes. Arriban a Ténaro, donde se les anuncia que las naves han sido aniquiladas. La mayoría de las naves, dañadas por el mar tumultuoso; 300 fueron capturadas. Marco Antonio envía el mensaje a Canidio de que se retire a Asia por Macedonia y se lleva -para ir al norte de África- en una nave mercante todos los objetos de oro y de plata del tesoro real y a sus amigos manda que se los repartan y se salven.

Muchos soldados NO SE DIERON CUENTA DE LA TRAICIÓN DE MARCO ANTONIO, QUE ABANDONÓ 19 legiones de soldados imbatibles y unos 12 mil caballeros, y quien oía que se había escapado por las buenas no se creía el relato. Los soldados esperaban verlo aparecer. Cuando la traición de Marco Antonio se hizo evidente, estuvieron unidos hasta el séptimo día rechazando las propuestas de paz de Octaviano. Éste navegó a Atenas, se reconcilió con los griegos, redistribuyó el grano que quedaba en las ciudades.

El general Canidio también los abandonó; al sentirse traicionados por sus generales, se pasaron al bando del vencedor. Cuando Marco Antonio llega a Libia, envió a Cleopatra a Egipto y se quedó solo y errante. El comandante de las tropas de Libia también lo abandonó. Marco Antonio intentó SUICIDARSE. Se lo impidieron los dos amigos que lo acompañaban y fue llevado a Alejandría. Pero allí se hizo construir un refugio a orillas del Faro de Alejandría para aislarse del género humano IMITANDO AL MISÁNTROPO Timón.

Canidio en persona anuncia a Marco Antonio la pérdida de los ejércitos en Accio. El judío Herodes se había pasado al bando de Octaviano; los otros dinastas habían abandonado a Marco Antonio también; sólo le quedaba Egipto como aliado.

Marco Antonio abandonó la casa junto al mar y, acogido por Cleopatra en su reino, llenó durante muchos días la ciudad de Alejandría de BANQUETES, COROS, CELEBRACIONES, JUERGAS Y BORRACHERAS. Después, disolvieron la congregación de “los de vida inimitable” y fundaron otra, que seguía la misma tónica, porque había lujo, dispendio y relajo, y que llamaron la de “los que mueren juntos”. Así, con otros amigos se sucedieron los banquetes a los que iban invitándose unos a otros, y Cleopatra celebró con un lujo excepcional el cumpleaños de Marco Antonio. Mientras tanto, ella comprobaba con los prisioneros condenados a muerte el efecto y el proceso letal de diferentes venenos.

Octaviano no quiso atender los ruegos de Marco Antonio y contestó a Cleopatra que sería tratada de manera razonable, pero que tendría que matar o expulsar a Marco Antonio. Octaviano tuvo que ir a Roma por las nuevas revueltas de los veteranos de guerra, pero volvió a Libia, tomó la ciudad de Pelusio y se presentó a las afueras de Alejandría. De noche se oyó en esta ciudad una muchedumbre de rumores dionisíacos de sátiros, desde el centro hasta la puerta exterior que daba al campamento de Octavio. La señal fue interpretada como que el dios que Marco Antonio imitó o veneró abandonada a éste para dejarlo en desgracia.

El día 1 de agosto del año 30 a. C., las naves de Marco Antonio parecían ir al ataque, pero se unieron a las naves de Octaviano, esto es, cambiaron de bando y formaron una sola escuadra. Después, Marco Antonio fue abandonado por sus caballeros. Cuando fueron derrotadas sus tropas de infantería, volvió a Alejandría e INSULTÓ  A CLEOPATRA. Ella ya había guardado lo más valioso de las posesiones reales cuando Octaviano tomó Pelusio; ahora, llena de temor, huyó a la tumba, envió gente para que anunciara a Marco Antonio que ella estaba muerta.

Él se lamentó. “me duelo porque un general como yo SE MUESTRE INFERIOR A UNA MUJER EN CORAJE”. Su criado se suicida, Marco Antonio se hiere en el vientre, pero llega a estar ante la tumba de Cleopatra con ayuda de un enviado de ella  e incluso, estando ensangrentado, es metido con dificultad en la tumba.

Octaviano se entera de la muerte de Marco Antonio y enseña las cartas de éste a los amigos para mostrarles la INSOLENCIA y la RUINDAD de trato y de las respuestas de Marco Antonio. También ordena prender viva a Cleopatra, pero ella, que ha enterrado a Marco Antonio, está consumida por el dolor, no quiere vivir, se golpea. Octaviano la visita, se defiende de las acusaciones de ella, y la disuade para que se cuide, se alimente, pero ella se prepara principescamente y muere por la mordedura de una serpiente escondida. Octaviano la entierra con dignidad.

Octavia, esposa de Marco Antonio, se hizo cargo de todos los hijos de éste, aunque fueran de otras mujeres, salvo de Antilo, que murió ejecutado por Octaviano. Cesarión morirá tras la muerte de Cleopatra por decisión de Octaviano, aconsejado por el filósofo Areo Dídimo.

Las estatuas de Cleopatra se conservaron, pero las de Marco Antonio se derribaron. LA MEMORIA DE MARCO ANTONIO FUE CONDENADA. Se sabe que, en adelante, ningún hombre que se llamara Antonio podía acompañar su nombre con el nombre de Marco.

De la descendencia de Marco Antonio, en la quinta generación, Claudio Nerón Germánico llegó a ser emperador, mató a su madre y poco faltó para que echara a perder el poder de Roma por su demencia y su locura.

Otro emperador nefasto, Calígula, estimaba más a su bisabuelo Marco Antonio que a Octavio Augusto. De personalidad esquizofrénica, mal aconsejado por aduladores influidos por las tradiciones egipcias, Calígula arruinó el tesoro, se creyó un dios, despreciaba al pueblo romano, y decía "mejor que me odien para que me teman".

Plutarco de Queronea fue circunstancialmente amigo y consejero de Trajano.

Al emperador Trajano le gustaba mucho beber vino en exceso, y más del deseable. Pero entre sus costumbres hay más puntos oscuros y turbios: no era fiel a su esposa y le gustaba yacer y acostarse con efebos, jovencitos, y también le gustaban los actores hermosos, como el pantomimo Pylades. Trajano se dio cuenta de que gobernar es más fácil si se "distrae", si se "entretiene" al pueblo, y no duda en recurrir al fútbol-opio de la época: las luchas de gladiadores y las carreras de cuadrigas. Por eso ordenó reconstruir el deteriorado Circo Máximo.

Trajano hizo combatir a 4.941 parejas de gladiadores durante 117 días consecutivos. Todo un récord en juegos de gladiadores.

La pasión por la gloria del emperador Trajano le llevó a emprender guerras ofensivas. Se convirtió en el genocida del pueblo dacio, destruyó la ciudadela y el santuario de Sarmizegetusa y con ello anexionó un amplio territorio al Imperio (anexión poco duradera: en el siglo III, el Imperio perdió Dacia, pero llamó “Dacia” a la provincia de Mesia) y consiguió un inmenso botín (desde 101 hasta 107).

Obtuvo oro y plata de Dacia mediante una terrible explotación del material humano. La moneda romana imperial perdía su valor, lentamente se depreciaba, con las campañas de Trajano (a pesar del oro de los Dacios, agotado rápidamente en construcciones). Contra los Partos Arsácidas, después de conseguir algunos éxitos, algunos senadores creían que el emperador estaba llevando al ejército demasiado lejos en Oriente. Trajano no logró arreglar la cuestión de Armenia, fracasó al final y murió al regreso. Trajano admitió la pena de muerte para los cristianos. Por otro lado, tuvo en gran estima a un predicador errante, orador de moda, Dión de Prusa.

Como balance de la personalidad de Marco Antonio, Plutarco de Queronea observa su ATREVIMIENTO de cuestionar el poder de Octaviano, al que Marco Antonio no tenía derecho por su nacimiento, y su atrevimiento de autoproclamarse heredero de cuanto Julio César había obtenido con tanto esfuerzo. Se adueñó de los papeles y proyectos de su difunto jefe.

Para Marco Antonio el matrimonio con Cleopatra fue denigrante, aunque ella fuera de gran poder y prestigio.

El ejercicio del poder por parte de Marco Antonio era reprensible y con rasgos de TIRANÍA, porque PRETENDÍA ESCLAVIZAR AL PUEBLO DE ROMA cuando hacía poco que Roma había conseguido liberarse de la dictadura de Julio César. Incluso la guerra contra Bruto y Casio fue emprendida para arrebatar a su patria y a sus conciudadanos la libertad. Con su actitud tiránica, Marco Antonio tenía a gala haber aniquilado en Macedonia a los dos libertadores de Roma.

Marco Antonio había recibido la mejor parte (Oriente), rica en recursos y hombres, pero NO contó ni con las CUALIDADES ni con los consejeros de Octavio y así fue perdiendo contacto con Italia, fuente del poder legítimo.

Marco Antonio preparaba la guerra entre adornos floridos, olor de mirra, fiestas báquicas, y sufrió derrotas por atender a placeres y por pura INDOLENCIA. Cleopatra, acechándole en la lucha, con sus encantos lo convencía para que dejara de acometer en persona grandes empresas y abandonara las necesidades de su ejército y la siguiera para yacer juntos rozagantes en las bahías cerca de Alejandría. Marco Antonio salió huyendo de la lucha en busca de Cleopatra cuando tenía en sus manos la victoria. Marco Antonio, por su intemperancia sensualista, se perjudicó a sí mismo.

Fue BÍGAMO. Aunque en principio sólo tuvo dos mujeres, Octavia y Cleopatra, al mismo tiempo, Marco Antonio TRANSGREDIÓ con esto las costumbres romanas, pues ésta era una práctica poco común a la que no se había atrevido antes ningún romano. Después, repudió a su legítima esposa, Octavia, la que era de su patria, y se casó con una extranjera con la que convivía ILEGALMENTE.

Marco Antonio se comportó mal al entregar a su hermano de madre, Lucio César, a cambio de conseguir la muerte de Cicerón. Esto es una acción de por sí CRUEL E IMPÍA.

Marco Antonio consiguió sus más insignes victorias a través de sus generales, sin estar presente en la lucha. Fue responsable de su propia ruina, porque HUYÓ TRAICIONANDO, sin tenerlos en consideración, a los que arriesgaban su vida por él. Su perdición estuvo en MENOSPRECIAR la devoción y la fidelidad que inspiraba.

Delante del promontorio de Actium, en Epiro, consagrado a Apolo, la guerra terminó casi sin combate, por la huida de Cleopatra, seguida de Marco Antonio.

Tampoco tuvo una muerte digna de alabanza, pues se dio muerte de forma COBARDE, VIL Y DESHONROSA.

Bibliografía. Guy Soury (1942), Daniel Babut (1969), Hans Dieter Betz (ed.) (1975), Jean Hani (1976), Yvonne Vernière (1977), France Le Corsu (1981), Rosa Mª Aguilar Fernández (1981), Manuel Cerezo (1996), José García López (ed.) (1999), Jean Sirinelli (2000), Aurelio Pérez Jiménez (ed.) (2001), (2005), Montserrat Jufresa (ed.) (2005), Fernando Marín Valdés (2007), J. P. Sánchez Hernández (2010), Ricardo Rovira (2012), Germán Santana (2013), Mar García (web) (2014)

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martes, 14 de octubre de 2014

PLUTARCO: VIDA DE MARCO ANTONIO

PLUTARCO: VIDA DE MARCO ANTONIO (I)



Plutarco de Queronea, en todas sus obras, fueran morales o históricas, se interesó por la reflexión moral. Plutarco estudió en Atenas retórica, filosofía, matemáticas. Influyó en él la filosofía platónica. Visitó el templo de Delfos (año 66-67). Viajó motivado por sus obligaciones políticas. En Roma, estudió documentos antiguos, dio conferencias a auditorios selectos e hizo amistades con personas influyentes. Llegó a obtener la ciudadanía romana, honor restringido entonces. Su prestigio como erudito, hombre comprometido con las causas de su pueblo y persona de trato muy agradable le llevaron a ocupar diversos cargos y dignidades políticos y religiosos (por ejemplo, uno de los dos sacerdotes permanentes del santuario de Delfos, ciudad cercana a Queronea). Con el cambio de siglo, centró sus actividades en su ciudad natal, junto a su esposa, donde abrió una escuela informal y escribió con afán didáctico. Conoció y escribió sobre las filosofías y las religiones mistéricas, entre ellas la egipcia. Estos temas y otros (amistad, amor, alma, teología, historia, historia natural, física, matemáticas, música, literatura, pedagogía) se suelen agrupar bajo el título de “Obras morales y de costumbres”.

Su obra más célebre es biográfica, la llamada “Vidas paralelas” (escrita entre los años 105-115), una galería de retratos de personajes anteriores a su época. Plutarco era consciente de cómo Atenas podía presentar ante Roma un elenco de dirigentes tan excelsos y ejemplares como los que forjaron la hegemonía romana. Si Plutarco quiso en ellas recrear vidas edificantes que estimularan los nobles sentimientos innatos del alma humana, sin embargo en las “Vidas de Demetrio y Antonio” (se refiere a Marco Antonio) nos ofreció dos ejemplos de LO QUE SE DEBE EVITAR. Demetrio y Marco Antonio, por tanto, son dos contraejemplos. Lo que les hunde es su INCAPACIDAD DE DISCERNIR ENTRE EL VICIO Y LA VIRTUD, que se revela especialmente POR LOS MANEJOS DE LOS ADULADORES QUE LOS RODEAN.

Vida de Marco Antonio

Marco Antonio odiaba a Cicerón porque éste, siendo cónsul, mandó ejecutar a su padrastro, Cornelio Léntulo, por formar parte de la conjuración de Catalina contra la república romana. Marco Antonio aseguraba que no les devolvieron el cadáver de su padrastro hasta que su madre fue a implorárselo a la mujer de Cicerón, pero esto era enteramente FALSO, porque a ninguno de los que fueron castigados por Cicerón se le negó la sepultura. (El propio Cicerón refutó a Marco Antonio en este aspecto en uno de sus discursos contra Marco Antonio)

Fulvia no tenía ningún interés en el hogar ni en un marido que no tuviera como objetivo la vida pública. Quería gobernar, tenía ansias de poder y deseaba ser comandante en jefe. Habría de ser recordada en la historia de la República romana tardía por su ambición y su actividad política

Su primer esposo fue Publio Clodio Pulcro, un demagogo político, famoso por causar inestabilidad en los asuntos internos de Roma, a menudo involucrado en conspiraciones y que recurría a la violencia. Se dice que Fulvia apoyó financieramente la carrera de su marido e inspiró la mayoría de sus acciones. El propio Publio Claudio cambió la pronunciación de su nombre, Claudio, a Clodio, para adaptarlo a la pronunciación del latín vulgar de las clases bajas de Roma.
 
En diciembre del año 62 a. C. tuvo lugar el escándalo de los misterios de Bona Dea. Vestido como una mujer (ya que no se permitía la presencia de hombres en este tipo de misterios), Clodio entró en la casa de Julio César, en ese momento máxima autoridad sacerdotal, esto es, pontifex maximus, cuando los misterios se estaban aún celebrando. En ese momento se especuló con que Clodio se había disfrazado así para intrigar con Pompeya, la esposa de César, con quien tendría una relación. Fue descubierto y llevado a juicio, pero evitó la condena sobornando al jurado. Las violentas declaraciones públicas que hiciera Cicerón durante el juicio debieron originar el odio de Clodio hacia el orador, incitándolo a buscar pronta venganza. Este incidente provocó la separación de Julio César y su esposa Pompeya, pero también dio lugar a un montón de rumores, de malestar político, y al retraso de la adjudicación de las provincias romanas a los procónsules romanos.

Gayo Escribonio Curión fue de carácter derrochador desde su juventud, formando parte del grupo de jóvenes que escandalizaban a la sociedad de la República, entre quienes se encontraban Publio Clodio Pulcro y Marco Antonio. Cuando Clodio fue acusado por haber violado los misterios de la Bona Dea, fue defendido por el padre de Escribonio, el antiguo cónsul, mientras que el joven Escribonio Curión dirigía a bandas de los bajos fondos que atemorizaban a los enemigos de Clodio.

La relación de Curión con este grupo de jóvenes disolutos, en particular con Marco Antonio, debió ser objeto de escándalo, ya que se decía que Marco Antonio, vestido de mujer, interpretaba el papel de esposa de Curión. Se les prohibió verse, pero lo hacían a escondidas. Dieciséis años después, Cicerón reprochó esta relación a Marco Antonio en su segunda Filípica. Tal relación, no obstante, cesó cuando Marco Antonio empezó a rondar a Fulvia, mujer de Publio Clodio, quien por este motivo amenazó a Marco Antonio.

Tras la partida de César a las Galias, Clodio se convirtió en el dueño de Roma, con la ayuda de su banda personal, una de las muchas que actuaban en aquel momento en la ciudad. En el año 57 a. C. un tribuno propuso que se le permitiera la vuelta del exilio a Cicerón, por lo que Clodio recurrió a la violencia para impedir la aprobación de esta medida.


Cicerón habla de una relación erótica entre Marco Antonio y su amigo Escribonio Curión, lo que sería un antecedente de su DEBILIDAD DE CARÁCTER en relación con sus mujeres: Fulvia, Octavia y, sobre todo, Cleopatra. La íntima compañía de Escribonio Curión, experto en placeres, repercutió en Marco Antonio como una peste: el amigo arrojó a Marco Antonio a los BANQUETES, las mujerzuelas, el lujo y los dispendios para tenerlo más a su disposición. Como resultado, Marco Antonio contrajo una DEUDA IMPORTANTE de 250 talentos. Escribonio Curión se hizo cargo de toda esa suma, pero el padre, en cuanto se enteró, echó a Marco Antonio de su casa.

Poco después, Marco Antonio frecuentó la compañía de Clodio Pulcro, el más insolente de los DEMAGOGOS de entonces, que con sus prácticas promovía la insurrección política. Sin embargo, Marco Antonio se fue a Grecia, para salir de las locuras del demagogo y del agobio de las deudas.

En Grecia, estudió oratoria y usó el estilo de moda, el que más se asemejaba a su estilo de vida: POMPOSO, PRETENCIOSO, LLENO DE ARROGANCIA SIN MEDIDA Y DE HUECA PETULANCIA. El cónsul Gabinio le quiso convencer de que se integrara en el ejército en su campaña en Siria, pero Marco Antonio dijo pretenciosamente que no le acompañaría como simple soldado, sino sólo si era nombrado comandante del ejército de caballería.

Después de una campaña contra Aristóbulo, pretendiente del trono de Judea, Tolomeo XII de Egipto, el padre de Cleopatra VII, pidió al cónsul Gabinio que invadiese Egipto y le restituyera el poder real. Gabinio no estaba convencido de entrar en la guerra: era una campaña arriesgada. Pero Marco Antonio, ANSIOSO DE GRANDES PROEZAS Y DE COMPLACER a Tolomeo, se unió al egipcio para convencer a Gabinio y movilizar su ejército para emprender la expedición.

Las bravatas, las groserías, la costumbre de beber en público, la costumbre de tomar el rancho militar en la mesa con los soldados y SUS AVENTURAS AMOROSAS provocaban fascinación y con ellas arrastraba a los soldados y al pueblo, que no sólo colaboraba en sus pasiones, sino que también motejaba sus proezas amorosas, sin que Marco Antonio sintiera vergüenza por ello. A esto se unía que Marco Antonio DERROCHABA en contra del sentido de la mesura, hacía favores a soldados y amigos.

Curión, el amigo de Marco Antonio, se cambió de partido y engrosó las filas de Julio César. Curión tenía gran influencia ante el pueblo por su elocuencia, se servía sin límites del dinero que César le daba y consiguió que Marco Antonio fuera nombrado “tribuno”. El ascenso de Marco Antonio dependió sólo de su cercanía a César. Cuando éste fue a Hispania a combatir a Pompeyo, dejó Roma en manos de Emilio Lépido como pretor, y todo el ejército y el territorio de Italia a Marco Antonio como tribuno de la plebe.

Marco Antonio se ganó el afecto de los soldados porque les hacía regalos y convivía con ellos, pero se ganó el odio del resto de los ciudadanos romanos porque era NEGLIGENTE a la hora de impartir justicia, atendía CON IRA a los que le pedían audiencia y era bien conocida su AFICIÓN POR LAS MUJERES AJENAS. Al final, el régimen impuesto por César se hizo odioso por los amigos de César, y EL MÄS CULPABLE DE ELLOS FUE MARCO ANTONIO, pues era el que más poder había ostentado. Marco Antonio se ganó el odio del pueblo romano por HABER REDUCIDO CON LA FUERZA DE LAS ARMAS al otro tribuno de la plebe, Dolabela.

Los hombres de bien, los hombres sensatos de Roma sentían repulsión por el modo de vida de Marco Antonio: sus BORRACHERAS continuas, sus excesivos GASTOS y sus correrías en los PROSTÍBULOS. Marco Antonio dormía de día, se paseaba CONFUSO para superar su resaca. Por la noche se divertía, asistía a representaciones teatrales, coros de comedia, y participaba en las bodas de mimos y bufones, donde se admitían mujeres y, a veces, se realizaban actos sexuales. Una vez, tras pasar Marco Antonio toda la noche en casa del actor de mimo Hipias bebiendo en uno de sus banquetes, por la mañana en el Foro de la Asamblea Marco Antonio avanzó tambaleante y vomitó sobre el manto que le había proporcionado uno de sus amigos. Las personas de mayor influencia eran el actor de mimo Sergio y su amante Citéride (la liberta Volumnia), una actriz de la que Marco Antonio SE HABÍA ENAMORADO y que, a su paso por las ciudades, se hacía llevar en una litera escoltada por servidores. A Marco Antonio también le gustaba disfrazarse de vagabundo y vestirse con harapos.

Los hombres y las mujeres de bien en Roma consideraban intolerable que el propio César estuviera lejos de Italia, luchando con gran esfuerzo y riesgo, mientras que otros, como Marco Antonio, que estaban en buena situación gracias a él, enojaban a los ciudadanos CON LA GRAN VIDA CON QUE SE HOMENAJEABAN. Esta situación condujo a nuevos enfrentamientos y avivó los ánimos ENTRE LA SOLDADESCA PARA COMETER VIOLENTOS ACTOS DE RAPIÑA.

César volvió. Concedió el perdón a Dolabela. Elegido cónsul por tercera vez, César escogió como colega a Lépido (no a Marco Antonio).

Marco Antonio compró la casa de Pompeyo, que había sido puesta a la venta, y dicen que SE ENFADÓ cuando le reclamaron el pago.

El propio Marco Antonio justificó su ausencia de la campaña de César en África porque no había recibido la recompensa merecida por sus victorias anteriores.

César no permaneció impasible ante la VIDA LICENCIOSA DE MARCO ANTONIO. Éste al fin se casó y tomó por esposa a Fulvia, casada antes con el demagogo Clodio. Pero Fulvia quería casarse con un gobernante y con un capitán al que ella quería gobernar y capitanear. De esta forma, las lecciones de sumisión que Antonio recibió de Fulvia le sirvieron luego a Cleopatra para tomar posesión de él, ya que desde antes estuvo amansado y medianamente instruido en obedecer a las mujeres.

En la entrada triunfal de César regresado de Hispania, Marco Antonio iba a un lado, y detrás iban Junio Bruto Albino y el hijo de una hermana suya, Octaviano, que después sería llamado César y gobernó por mucho tiempo a los romanos.

Marco Antonio SE OPUSO acaloradamente, por primera y por segunda vez, A LA DECISIÓN DE JULIO CÉSAR de nombrar oficialmente a Dolabela como cónsul. La segunda vez se opuso diciendo a gritos que los augurios eran adversos (utilizó su rango sacerdotal de augur para favorecerse a sí mismo).

Marco Antonio sabía que había una conspiración contra Julio César porque él mismo había sido invitado a participar en ella, pero NO REFIRIÓ NADA A CÉSAR sobre la conspiración.

Marco Antonio dio a Bruto Albino y a Casio Longino la excusa perfecta para asesinar a César, porque en unas fiestas rituales, Marco Antonio DESPRECIÓ LAS TRADICIONES ancestrales de Roma y corrió, espoleado por sus compañeros, a la tribuna principal para poner una corona de laurel a César en la cabeza, como ofreciéndole el rango de rey –algo abominable para la Roma republicana-, así una vez, dos veces, varias veces, a las que César se negaba y desaprobaba, desaprobación aplaudida por el pueblo. Pero ante la INSISTENCIA DE MARCO ANTONIO DE HACERLE REY, César se sintió molesto, se levantó de la tribuna, se quitó la toga desde la garganta y gritó ofreciendo su cuello a quien lo quisiera.

Esta situación PROVOCADA POR MARCO ANTONIO reforzó la determinación de Bruto Albino y de Casio Longino, y los conjurados por defender el régimen republicano mataron a César.

Marco Antonio SE DISFRAZÓ DE ESCLAVO Y SE OCULTÓ hasta que vio que no había más muertes.

Marco Antonio habló ante el Senado a favor de la amnistía de Bruto y de Casio y de la asignación de la provincia de Libia a Casio y la de Chipre a Bruto, pero CAMBIÓ DE PLANES CON LA ASPIRACIÓN DE SER EL ÚNICO Y EL PRIMERO y se quitó de encima a Bruto, que había sido designado el heredero de César.

En su discurso fúnebre por la muerte de César, Marco Antonio MEZCLÓ en su lamento PALABRAS de elogio y maldiciones por este delito. El pueblo, afectado por el discurso ambiguo, fue a quemar las casas de Bruto y de Casio. Ambos huyeron de la ciudad.

Calpurnia, esposa de César, entregó a Marco Antonio la mayor parte de las riquezas de su patrimonio (4000 talentos) y los documentos donde quedaban escritas las decisiones y las intenciones de César. Marco Antonio escribió en esos documentos los NOMBRES QUE QUISO y designó, TERGIVERSANDO, a muchos magistrados y a muchos senadores, e hizo volver a algunos que vivían en el exilio,  HACIENDO CREER QUE ÉSTA ERA LA INTENCIÓN DE JULIO CÉSAR.

En lo demás, Marco Antonio ACTUABA COMO DUEÑO ABSOLUTO DE TODO, él mismo como cónsul y con el auxilio de los hermanos en su manejo del poder.

Marco Antonio trató con DESPRECIO a Octaviano cuando éste reclamaba algo instituido en la última voluntad de César: dar a cada ciudadano romano 75 dracmas. Marco Antonio acabó soltando todo tipo de INSULTOS PARA ENOJARLO Y HERIRLO. Además, SE OPUSO Y AMENAZÓ diversas iniciativas de Octaviano.

El joven Octaviano se pasó al bando de Cicerón y de cuantos odiaban a Marco Antonio; tuvo un puesto en el Senado y puso de su lado al pueblo y a los soldados de las colonias. El Senado declaró a MARCO ANTONIO “ENEMIGO DE ROMA” y con los cónsules Vibio Pansa y A. Hircio, ayudados por Octaviano, echaron a Marco Antonio de Italia.

Marco Antonio llegó a la Galia y SE APODERÓ DEL CAMPAMENTO de Lépido. Reunió más hombres y más ejércitos. Octaviano perdió interés por Cicerón y llamó a Marco Antonio y a Lépido para formar un triunvirato. En una isla, cerca de Bolonia, se repartieron todo el poder entre ellos.

El punto de discusión más difícil para ellos fue la cuestión de saber qué hombres iban a eliminar, porque cada uno quería acabar con sus enemigos y salvar a sus partidarios. Los tres DEJARON A UN LADO LA HONRA DEBIDA A LOS PARIENTES Y EL RESPETO A LOS AMIGOS. Prevaleció en ellos la FURIA que les provocaba la gente que odiaban. Octaviano le concedió a Marco Antonio la muerte de Cicerón; Marco Antonio concedió a Octaviano la muerte de Lucio César, que era su tío materno; a Lépido le concedieron que muriera su hermano Paulo (aunque éste logró salvar la vida).

Comenta Plutarco: “Considero que no ha habido NADA MÁS INHUMANO Y MÁS CRUEL que este mercadeo; intercambiándose muertes con otras muertes, ASESINABAN por igual a los que habían sido abandonados a su merced como a los que habían tomado, pero, sobre todo, la MAYOR INJUSTICIA QUE COMETIERON FUE CON SUS AMIGOS, a los que daban muerte sin ni siquiera sentir odio por ellos.”

En virtud de este acuerdo, fueron ejecutadas por ellos unas 300 almas, DE FORMA ARBITRARIA y aprovechando algunos asesinos para ampliar la lista de sus enemigos personales. Esto está documentado en los libros de los historiadores Plutarco, Livio, Apiano, Dión Casio y Veleyo Patérculo.

Cicerón fue degollado. CRUELMENTE Marco Antonio ordenó que le cortaran la cabeza y la mano derecha con que había escrito los discursos contra él. Cuando se los trajeron, se recreó exultante en su contemplación y ESTUVO RIENDO DE GOZO durante largo rato hasta que estuvo satisfecho y ordenó que fueran expuestos estos restos en el Foro como ESCARNIO del muerto, SIN DARSE CUENTA DE QUE ÉL MISMO INJURIABA SU PROPIA FORTUNA Y DESLEGITIMABA SU PODER.

Queda dicho que la propia carrera política de Fulvia, la que fue esposa del demagogo Publio Clodio Pulcro, se inició con su tercer matrimonio, con Marco Antonio, el cual estaba feliz de aceptar el dinero de Fulvia para impulsar su carrera.
 
Antonio persiguió y proscribió a sus enemigos políticos, principalmente al que fue cónsul, Cicerón, que le había criticado abiertamente en las Filípicas. Fulvia exhibió la cabeza y las manos de Cicerón en el Foro, cortados por un centurión, Herenio.

Fulvia estaba complacida al vengarse de Cicerón de esta forma no sólo por Marco Antonio, sino también por su primer marido, Publio Clodio Pulcro.

El historiador Dión Casio describe la alegría con la que atravesó la lengua del muerto Cicerón con sus horquillas de oro, como una última venganza contra la "lengua" de Cicerón:

"Y cuando les enviaron la cabeza de Cicerón (pues cuando huía fue apresado y degollado), Antonio, después de dirigirle muchos y desagradables improperios, ordenó que la colocaran en un lugar destacado, más visible que las demás, en la tribuna de oradores , allí desde donde había pronunciado tantas soflamas contra él, y allí se podía ver junto con su mano derecha, que le había sido amputada, y Fulvia cogió la cabeza con las manos, antes de que se la llevaran, y, enfurecida con ella y escupiéndole, la colocó sobre las rodillas y abriéndole la boca le arrancó la lengua y la atravesó con los pasadores que utilizaba para el pelo, al tiempo que se mofaba con muchas y crueles infamias."



http://todosobrelemuria.blogspot.com.es/2015/05/ciceron-desenmascara-marco-antonio.html

Los romanos tenían muchos motivos para considerar que el triunvirato era UNA CARGA PESADA; la principal razón era especialmente MARCO ANTONIO, que sucumbió en ese género de vida INDOLENTE Y DEPRAVADO de siempre, mientras ACAPARABA TODO EL PODER.

Los romanos no toleraban que Marco Antonio viviera en la casa de Pompeyo el Grande, hombre admirado por su discreto régimen de vida y por sus tres triunfos. Los romanos se avergonzaban de ver la casa cerrada a los reyes, los generales y embajadores, a los que se sacaba con INSOLENCIA, y, en cambio, estaba llena de actores de mimos, charlatanes y aduladores borrachos, en los que Marco Antonio DERROCHABA LA MAYOR PARTE DEL DINERO QUE SE HABÍA APROPIADO DE LA FORMA MÁS TERRIBLE Y CRUEL.

Los TRIUNVIROS Marco Antonio, Octaviano, Lépido vendieron las posesiones de los que ellos mismos habían matado, procesaron a los familiares y esposas de éstos, impusieron TASAS ARBITRARIAS, por ejemplo, sobre las joyas y los adornos de las mujeres (lo cual provocó una manifestación de mujeres) y entraron con CODICIA EN LOS TEMPLOS de las VÍRGENES VESTALES, al enterarse de que ellas custodiaban en depósito las posesiones de algunos de sus conciudadanos y de extranjeros.

Como NADA ERA SUFICIENTE PARA MARCO ANTONIO, Octaviano le exigió que compartiera el dinero con él. Compartieron también el ejército que ambos comandarían contra Bruto y Casio en Macedonia y dejaron a Lépido en Roma.

Marco Antonio llegó a Grecia con la intención de recaudar dinero de todas las provincias orientales. Estuvo en Atenas, en Megara. Luego fue a Asia PARA ECHAR MANO A LAS RIQUEZAS DE ALLÍ. A las puertas de Marco Antonio llamaron los reyes y sus esposas, que rivalizaban entre ellas. Algunas aceptaron prostituirse con él, por ejemplo, Glafira, la madre del pretendiente del trono de Capadocia tuvo una relación con Marco Antonio.

En Roma, Octaviano estaba ocupado en sofocar las guerras y las revueltas; en Asia, Marco Antonio gozaba en su tranquilo letargo y volvió a su hábito de vida: CEDER A SUS PASIONES. Músicos, flautistas, danzarines y gran comparsa de actores de Asia del mismo gremio, superando en lo grosero y en lo grotesco toda esa vida canalla que Marco Antonio traía de Italia, irrumpieron en su corte y SE APODERARON DE ÉL.

La situación se hizo INSOPORTABLE para Asia entera, desde el momento en que todos sucumbieron a los mismos EXCESOS. A la entrada de Marco Antonio en Éfeso, las mujeres desfilaron detrás disfrazadas de Bacantes y los niños y los hombres iban de Sátiros y Panes. Marco Antonio se hizo llamar “Dionisio Caridotes y Meliquio” (=el que porta la alegría, el benigno), PERO PARA LA MAYORÍA DE LOS ASIÁTICOS ERA “DIONISIO OMESTES Y AGRIONIO” (=EL CARNÍVORO, EL SALVAJE), PORQUE HABÍA QUITADO SUS BIENES A LOS HOMBRES DE BIEN para quedarse con esos bienes o para dárselos a cualquier envidioso, MIENTRAS SE DEJABA AGRADAR POR ADULADORES Y FUNAMBULISTAS. Marco Antonio llegó a dar a un cocinero en pago la casa de un hombre de la ciudad de Magnesia. Pero lo habitual eran sus ACTUACIONES EXTRAVAGANTES: Marco Antonio regaló a una citarista cuatro villas de Asia y soldados, y a un poeta la ciudad de Tarso entera.

Cuando Marco Antonio quiso imponer un impuesto por segunda vez a las ciudades –Bruto y Casio ya lo habían exigido antes-, el orador Hibreas, hablando en nombre de toda Asia, alzó la voz y concluyó: “si esa cantidad (200.000 talentos) no te ha llegado, reclámasela a aquellos que la tomaron de tu parte”. El discurso conmocionó a Marco Antonio, pues DESCONOCÍA LOS DETALLES de lo que había sucedido POR HABERSE FIADO DE LOS SUYOS EN SU SIMPLICIDAD. Marco Antonio redujo, por tanto, la aportación de impuestos de las ciudades. En efecto, se caracterizaba Marco Antonio por una LLANEZA y una LENTITUD DE REFLEJOS, por EXCEDERSE en los castigos y mucho más en los favores, y por la INSOLENCIA de sus bromas y chiquilladas y por DEJARSE CONQUISTAR por los halagos, ignorando que algunos mezclaban la adulación con la franqueza y le hacían creer que su sometimiento en los asuntos serios no era por complacerle, sino porque se sentían inferiores en inteligencia.

Si tal era el temperamento de Marco Antonio, el amor de Cleopatra VII Thea Filopator, hija mayor de Tolomeo XII Auletes, de ascendencia macedónica, fue el mal que lo remató definitivamente: muchas de las pasiones que se guardaban latentes y dormidas en su interior las desató este amor hasta el paroxismo y, SI COBIJABA ALGÚN SENTIMIENTO BUENO Y SALUDABLE SU CORAZÓN, ESTE AMOR por Cleopatra LO DESTRUYÓ Y SE ESFUMÓ.

Cleopatra VII fue mandada llamar por Marco Antonio para que le diera explicaciones de las acusaciones que se vertían contra ella por haber dado dinero a Casio y haberlo ayudado en la guerra. Ella se hizo mucho de rogar, pero se presentó surcando el río Cidno (de Tarso, Cilicia) en una espléndida embarcación. Todas las gentes salieron a verla. La cena que Cleopatra dio a Marco Antonio fue ampliamente superada en elegancia y en ingenio a la que el romano dio a la egipcia. Cleopatra sabía hablar muchas lenguas, era de trato irresistible, de carácter envolvente y de gran belleza.

TAN FASCINADO estaba Marco Antonio, que –mientras su mujer Fulvia luchaba por el patrimonio de su marido en Roma y mientras un ejército extranjero de los Partos iba a invadir Siria- SE DEJÓ ARRASTRAR por Cleopatra a Alejandría (al sur, lejos del lugar del conflicto en ciernes) y allí, pasando el tiempo en OCIOSIDADES y en NIÑERÍAS, desperdició ese don preciado que es el tiempo.

En efecto, montaron una ASOCIACIÓN DE CONNOTACIÓN RELIGIOSA CON EL NOMBRE DE “LOS DE VIDA INIMITABLE” Y CADA DÍA CELEBRABAN BANQUETES CON INVITADOS EN HONOR EL UNO DEL OTRO Y GASTARON UNA CANTIDAD DESMESURADA E INCREÍBLE DE RIQUEZAS. Por ejemplo, el hijo de Marco Antonio regaló a un médico en una cena todos los vasos de oro de una mesa. Cleopatra manipulaba a un infantil Marco Antonio y estaba siempre a su lado, día y noche, incluso en sus vagabundeos nocturnos iba disfrazada como le gusta a Marco Antonio.

Marco Antonio, a instigación de Cleopatra, HIZO ASESINAR a su hermana Arsínoe IV, reina de Egipto, ya que Cleopatra sentía celos de ella.

Mientras Marco Antonio se entretenía en tales pasatiempos y SE COMPORTABA TONTAMENTE COMO UN MUCHACHO INMADURO, se presentaron ante él dos mensajeros. Uno venía de Roma con la noticia de la derrota en Perugia y de la huida de Lucio, hermano de Marco Antonio, y de la esposa Fulvia ante Octaviano; el segundo comunicaba que Labinio, al frente del ejército de los Partos, había conquistado a Roma el territorio de Asia hasta Lidia y Jonia. Fulvia, mujer temeraria e intrigante, había sido la culpable de la guerra de los Partos. Provocó la guerra para arrancar a Marco Antonio de las garras de Cleopatra. Fulvia murió de la rabia que tenía a causa de los celos.

Octaviano y Marco Antonio se reconciliaron, se repartieron el poder y el territorio con Lépido. El acuerdo político se sanciona con el matrimonio de Marco Antonio con Octavia, una hermana de Octaviano. Acuerdan la paz también con Sexto Pompeyo, que con su pirateo impedía la navegación en el mar. La casa de Sexto Pompeyo era un barco porque Marco Antonio poseía la casa que en su día había sido de Pompeyo, su padre. A Sexto Pompeyo le concedieron Cerdeña, Córcega, Sicilia, Peloponeso.

Había un hombre en la comitiva de Marco Antonio: un adivino de Egipto de los que examinan los nacimientos; hablaba con franqueza a Marco Antonio y le vaticinó que, aunque su estrella era resplandeciente, SE ENSOMBRECÍA ANTE LA DE OCTAVIO, “PUES TU GENIO TIENE MIEDO DE AQUÉL… Y SE VUELVE RASTRERO”. Así es, se dice que en las ocasiones en que ambos se divertían, Marco Antonio siempre salía perdiendo. Contrariado, se fue de Italia y marchó con Octavia a Grecia.

El enviado de Marco Antonio –Ventidio Baso, procónsul- venció a los Partos. Marco Antonio no permitió a Ventidio que firmara la paz con Antíoco de Comágene, aliado de los Partos, PORQUE QUERÍA AL MENOS QUE ESTA ACCIÓN (derrotar a Antíoco) PORTARA SU NOMBRE (de Marco Antonio), ya que todas las victorias anteriores fueron de Ventidio. Con el asedio de la ciudad de Samósata, Marco Antonio vio que no conseguía nada, rectificó LLENO DE VERGÜENZA Y DESHONOR y tuvo que contentarse con firmar una paz de manera voluntaria con Antíoco por 300 talentos (mucho menos de lo que le ofreció Antíoco al principio por mantener la paz)

Ventidio en Partia, Canidio Craso en Armenia, Sosio en Siria fueron los generales de Marco Antonio que realizaron grandes empresas y celebraron sus propios triunfos en los años 38, 36, 34 a. C., pero Marco Antonio tenía menos éxito en las campañas dirigidas por él personalmente.

La sombra desgraciada del amor de Cleopatra, aunque parecía adormecida y sometida, sin embargo, fue acosándole y le asedió a Marco Antonio cada paso que estaba más cerca de Siria. Así que mandó que Cleopatra fuera traída a Siria.

En cuanto Cleopatra se presentó ante él, Marco Antonio TRAICIONÓ A ROMA y puso a los pies de Cleopatra los territorios de Fenicia, Celesiria, Chipre, Cilicia, Judea y la Arabia Nabatea. ESTE TIPO DE CONCESIONES CAUSARON GRAN INDIGNACIÓN ENTRE LOS ROMANOS.

Marco Antonio complacía a simples particulares, quitándoles a otros sus reinos, para concederles tetrarquías o el dominio de pueblos grandes. Antígono de Judea, por ejemplo, hecho prisionero por Marco Antonio en la captura de Jerusalén, fue decapitado en público, una pena a la que ningún otro rey había sido condenado antes.

Sin embargo, lo peor de todo era LO IMPÍO DE LOS HONORES QUE SE TRIBUTABAN A CLEOPATRA y aumentaron más el ESCÁNDALO cuando Marco Antonio reconoció a los gemelos de Cleopatra llamándolos a uno Alejandro “Helios” y a la otra Cleopatra “Selene”.

Marco Antonio, HIPÓCRITA HÁBIL PARA DISIMULAR SUS DEFECTOS, decía que, en su opinión, la grandeza del poder de Roma no residía en los métodos de sometimiento de los pueblos, sino en las concesiones que hacían para agradar a sus súbditos.

Marco Antonio envió a Cleopatra a Egipto y se marchó a través de Arabia y de Armenia. Se reunieron sus ejércitos y los de los reyes aliados suyos. Pero todos estos ejércitos y este gran despliegue NO SIRVIERON PARA NADA POR CULPA DE CLEOPATRA. En efecto, Marco Antonio, IMPACIENTE por pasar el invierno con ella, inició la guerra apresuradamente antes de hora y llevó todas las operaciones DE MANERA DESORDENADA, como si no estuviera bien de la cabeza, sino bajo la influencia de algún tipo de brebaje o de hechizo que le obligaba a estar siempre con ella, a buscarla ansiosamente y a estar siempre más preocupado por acudir a su lado antes que ocuparse de derrotar a los enemigos.

Por impaciencia, dejó Marco Antonio los carros y la maquinaria de asedio en un puesto de retaguardia con Estaciano y avanzó, pero los Partos destruyeron los carros y máquinas de asedio y capturaron a muchos romanos. Esta derrota al inicio de la campaña desmoralizó a los hombres de Marco Antonio. El rey de Armenia, su aliado, se marchó con su ejército armenio. Después se sucedieron PENOSOS EPISODIOS: el hambre, salidas infructuosas para conseguir alimentos, desesperación, frío, exhortación encargada al militar Domicio Ahenobarbo (por vergüenza y desaliento de M. Antonio), travesía del desierto (con un guía de raza marda), ataques imprevistos de los Partos, pérdidas de hombres y de armas, contadas victorias, enfermedad, muchos heridos, muertes por comer hierbas venenosas y por beber aguas no potables, sed, cansancio, desorden, ambición y pillaje entre los propios soldados de M. Antonio. Llegan por fin a Armenia. Del ejército habían muerto 24000 soldados, unos en batalla, otra mitad por enfermedad. Las victorias sobre los Partos NO REPERCUTIERON EN UN RESULTADO DURADERO, SERIO Y DEFINITIVO.

Avanzando por una región llena de riquezas, SE SIRVIERON SIN MESURA de todo y cayeron enfermos de hidropesía y de disentería.

En aquel momento, apremiados por el invierno y la nieve continua, Marco Antonio perdió 8000 hombres por decidir continuar su camino a marchas forzadas. En un pueblo entre Beirut y Sidón esperó a Cleopatra. Se consumió de pesar y de angustia por la tardanza de la mujer y acabó DÁNDOSE A LA BEBIDA HASTA LA EMBRIAGUEZ Y LA PÉRDIDA DEL CONTROL.

El rey de los Medos ofreció una alianza a Marco Antonio para enfrentarse a los Partos. Octavia, la esposa de Marco Antonio, vino a Oriente. Al llegar ella a Atenas, las cartas y los emisarios de Marco Antonio y las argucias de Cleopatra trataron de detenerla. Cleopatra exageró teatralmente las muestras de su pasión por Marco Antonio: adelgazó, ponía miradas intencionadamente absortas o lánguidas, fingía dejar de llorar. Los aduladores defendían a Cleopatra y reprochaban a Marco Antonio que fuera cruel e insensible hacia Cleopatra, que se había rebajado de “soberana” a ser considerada “amante” de Marco Antonio. LOS ADULADORES ASEDIARON A MARCO ANTONIO Y DOBLEGARON SU VOLUNTAD CON EL MIEDO DE QUE CLEOPATRA SE QUITARA LA VIDA. Marco Antonio retrasó la campaña de Media para el verano. Regresó a Alejandría.

El rey de Armenia que se retiró del ejército de Marco Antonio en la campaña contra los Partos fue hecho prisionero por éste y llevado encadenado a Alejandría, donde Marco Antonio celebró su triunfo que consistió en una procesión dionisíaca. De esta NUEVA TRAICIÓN A ROMA se quejaron mucho los romanos, PUES UNO DE LOS MÁS GRANDES TRIUNFOS QUE CORRESPONDÍA A SU PATRIA, ROMA, FUE OFRECIDO POR MARCO ANTONIO A LOS EGIPCIOS POR AGRADAR A CLEOPATRA.

Además, Marco Antonio envió a Roma una delegación para ECHAR A SU ESPOSA OCTAVIA DE SU CASA (esto se documenta también en los historiadores Livio, Dión Casio, Eutropio, Orosio). Los romanos decían que Cleopatra era una prostituta que no estaba a la altura de Octavia. Marco Antonio se ganó la antipatía de todos los romanos AL INJURIAR a su esposa Octavia, una gran mujer, digna, virtuosa; y se ganó el odio general de los romanos CUANDO CELEBRÓ UNA CEREMONIA DE REPARTO DE TERRITORIOS, NO A FAVOR DE ROMA, sino a favor de sus hijos y de los de Cleopatra en Alejandría, que pareció pomposa, teatral y claramente desagradable a los ojos del Senado y del pueblo de Roma.

Octaviano comunicó al Senado romano estas acciones y lanzó tantas acusaciones, que acabó poniendo al pueblo en contra de Marco Antonio.

Cleopatra se vale del soborno para que Canidio convenza a Marco Antonio de quedarse con ella y no bajo la influencia de Octavia. Lo consigue. En Samos se reúnen los dos ejércitos de Marco Antonio y Cleopatra con tropas de otros reyes y pueblos aliados. Aún hay diversiones, cánticos, actores, coros. Después, van a Atenas. Cleopatra, celosa de la veneración que se tenía por Octavia en la ciudad, se atrajo a la población con su liberalidad.


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