jueves, 10 de febrero de 2022

SOÑAREMOS CON LA GRAN MÚSICA

Darío Méndez Salcedo, Soñaremos con la Gran Música, Editorial Niña Loba, 2020




No es literatura menor este nuevo libro del joven autor que reseñamos, pues las tres narraciones que reúne tienen al menos un tema en común, un tema muy actual, a saber, el de aquellas personas que tienen un plan o un ideal de perfección y que, de forma individual o en grupos, colisionan con la vida y las expectativas e ideales que tienen las personas de vida aparentemente normal que no pretenden las maravillas de las personas del primer grupo.

Lo hemos visto en España con las entidades bancarias que desde sus entelequias empresariales menosprecian a las personas mayores y quitan oficinas de los pequeños pueblos de Castilla, Aragón, Granada, Andalucía y les reducen el horario de atención personal y personalizada hasta las 11 y las dejan inermes o dependientes de sus hijos más jóvenes ante los cajeros automáticos y las aplicaciones móviles.

Volviendo al libro de Darío Méndez, en el primer relato, dos personajes, Sai y Mara, repartidoras de Amazonia, la mayor distribuidora del mundo, se enamoran. SAI es de conducta intachable en la empresa, es consciente del poder oligárquico mundial que gobierna las vidas humanas, se basa en el profundo libro de Marion Depistele, pensadora belga, El mundo con nombre de río, 2020:

“Éramos hormigas insignificantes bajo las firmes botas de los grandes números; bancos, corporaciones…” que gobiernan idiotizando a la humanidad en un estéril narcisismo (Instagrama, Fazeboque, Tuiter, Linkedine, etc.). SAI es escritora y los personajes de sus libros “dan su vida por una idea”. Tampoco dice palabrotas, pero MARA se enamora de SAI, que resulta poco emocional, poco efusiva, y más bien es fría, distante, o indeterminada en la amistad que MARA quiere que sea amor mutuo.

El relato, narrado desde el punto de vista de MARA, llega a considerar a SAI una persona de gran lucidez, que está por encima del resto:

“durante los pocos segundos que comprendí que apenas era una hormiga pisoteada… Juro que hubo un momento en que entendí. Vi con sus ojos durante una chispa en el tiempo. Y sentí vértigo.”

Pero esa instantánea de lucidez pasa, cuando otra compañera la llama y va “a acabar con las injusticias del sistema” yendo a una manifestación en la calle.

SAI sigue su camino de cierto perfeccionamiento: no beber alcohol, no ver series de televisión para no perder el tiempo, y hasta ganarse la vida como escritora sin trabajar de empleada en Amazonia, pues afirma “no tengo vocación de engranaje” y MARA llega a sentirse culpable y condena a SAI: estás fatal…

A todo esto se añade cuando gradualmente intiman, y el conflicto entre el ideal de SAI y el mundo de MARA se desarrolla llegando a su clímax y al anticlímax dramático. Esto lo tendrá que descubrir el lector.

La segunda narración de este libro trata de una antropóloga que va estudiar a un lugar del oriente de Europa a una comunidad humana que se esforzaba por vivir como los animales y renunciaba a toda actividad inteligente y racional.

Lo curioso es que actualmente parece haber una parte numerosa de la humanidad que vive muy satisfecha en el puro instinto ('la Champions', Master Chef, 'Sin tetas no hay paraíso', 'La que se avecina', 'Sálvame limón', 'El debate de las tentaciones', redes sociales, etc.) y, si alguien contradice con razonamientos, argumentos y documentos sus gustos y disgustos, la única razón que esgrimen es la más grosera descalificación.

Cuando la investigadora del relato va a la comunidad del oriente de Europa en cuestión, encuentra a la guía FELICIA de ese mundo feliz y de perfección muy cuestionable donde los “hermanos mayores” tratan de anular la identidad, la personalidad individual, y en definitiva la expresión inteligente.

FELICIA se parece a muchos ideólogos, comunicadores y grandes magnates del mundo actual:

“lo que estáis haciendo aquí no es otra cosa que empezar de nuevo. Habéis reseteado la evolución”

FELICIA es uno de los “hermanos mayores” que vigilan para que los de la comunidad no hablen entre ellos; “hermanos mayores” que se preocupan mucho de proteger a los de la comunidad para que no sean inteligentes, para privarles de todo indicio de ello, pues la comunidad ya tiene la comida y todos los servicios (y, ¿por qué no el Salario Mínimo Universal?) puntualmente.

FELICIA con su mundo ideal quiere salvar a los miembros de esa extraña comunidad que aceptan vivir como brutos.

La conclusión de la antropóloga asombrada, que huye sin apenas poder salvar a alguien de ese estado de barbarie:

“era absurdo defender mi civilización… y ya se sabe que es absurdo intentar convencer a un gusano de las virtudes de las matemáticas”.

La tercera narración es la de LAURA y su novio HÉCTOR, el que va relatando desde su punto de vista todo lo que ocurre. Después de un retiro espiritual, ella ha aprendido a tener “sueños lúcidos”, y deja de tener relaciones sexuales con su novio porque ya lo hace en los sueños lúcidos que para ella son reales.

Es cierto que tener “sueños lúcidos” es un poder psíquico real y natural del ser humano que con conciencia y voluntad puede proyectar quimeras en la otra dimensión. Pero esto no tiene nada que ver con los “metaversos” y mundos paralelos de la pseudo-realidad virtual en que se empeñan Zuckerberg y demás para esclavizar más la mente de la humanidad y subvertir el orden de la realidad.

La narración del propio HÉCTOR cuenta sus mentiras mentales y de comportamiento en la convivencia con los padres de Laura:

"los infortunios de tener que ser buena gente a pesar de todo"

O sea, una esclavitud mental que se ponen muchas personas en la vida social. Pero el relato muestra en dos vertientes, dos correlatos, cómo Laura se ha alejado del mundo, de su novio, de su grupo de amigas, de sus padres, todo porque los sueños lúcidos le parecen lo mejor -ha escuchado algo cósmico, la Gran Música-, y este mundo social e incluso los paisajes naturales del siglo XXI le parecen groseros, sórdidos.

De nuevo, el ideal de perfección, ahora el de los sueños conscientes, choca con las personas de vida normal, y surge el delirio incrementado de una joven que se cree iluminada -semejante al de FELICIA en relato anterior-. Su delirio consiste en querer salvar y meter a la fuerza a las otras personas por su filosofía y su ideal, y, si no aceptan su filosofía, su ideal o su delirio, Laura descalifica incluso a los seres más cercanos como cucarachas.

Estos choques dramáticos consigo misma y con los demás conducen el tercer relato, bien construido, a un final contundente.

De los tres relatos, al menos la protagonista SAI del primero no trata de imponer a nadie su plan salvífico, aunque el exceso de  puritanismo y auto-responsabilidad la conduce a extremos peligrosos.



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